No ha sido un triunfo pírrico el de Casado sobre la exViceSoraya, no. Prácticamente catorce puntos los separan. Era previsible,
como decía el presidente de la Junta de
Castilla y León –el que se atrevió a decirle a Rajoy, a toro pasado, que se mirara en el espejo- que el triunfador
de la mañana iba a ser, sin duda, un castellanoleonés. ¡Nos ha “jodío”, Juan Vicente Herrera! Pablo Casado es palentino y Soraya Sáenz vallisoletana. Hay más: la
presidenta del Congreso, la que
siempre manda callar, Ana Pastor, es
de la localidad zamorana de Cubillos
y el hasta ahora coordinador del partido, Maillo,
también de esa provincia.
Así que mucho protagonista castellanoleonés en el Congreso pepero, partido que comienza
una nueva era, la de la renovación, como ellos afirman, y la de la
ultraderecha, como sostienen los de El
País, a los que les ha cabreado que no saliera ganadora y con laureles la exSoraya, a la que tanto quieren y tanto
los quiere ella. El periódico ha aprendido una lección, dentro de su soberbia:
que no siempre su voluntad es ley y ella que pese a contar con el apoyo
incondicional del periódico no todo lo puede lograr. Y una moraleja, enseñanza:
gana quien más votos obtiene y no tiene que ser, precisamente, el que diga o caiga
en gracia a El País.
Ha ganado Casado, y punto. Ya veremos si su
orientación del partido será aznarista o algo rajoísta o una mezcla de los dos
o, quién sabe si nos sorprende implantando al partido una nueva, “autóctona”.
Todo ello, una vez que logre imponer la reconciliación interna, que ya sabe el
nuevo presidente pepero que sus mayores y peligrosos enemigos los tendrá en
casa y, por supuesto, en los de El País.
De momento, el partido continúa, para mal y rabia de
algunos y satisfacción de muchos. Casado, pasados estos momentos de euforia, tendrá
que apoyar bien los pies en el suelo, no puede despistarse ni irse por los
cerros de Úbeda; lo suyo es el ancho mar de Castilla, desde donde llegar a todos los rincones de España. Ante todo, defender la unidad
del país y lograr recuperar a esos tres millones de votantes que perdió su
antecesor como presidente del partido y presidente del Gobierno de España,
Mariano Rajoy, para, a la par, ir marcando los puntos ideológicos del partido:
libertad, seguridad, familia y vida.
Tiene en sus manos Pablo Casado una oportunidad única
en la historia del partido, de laPepé,
para su renovación y una oportunidad Histórica para el futuro de España, aunque sea, de momento, desde
la oposición, si lo sabe hacer. No obstante corre dos peligros inminentes: los
cantos de sirena a los que debe desoír y la oprobiosa oposición, la interna y
la de las izquierdas, la moderada -si es que existe tal- y la extrema. Si Casado
logra reinventar el partido, reunificarlo y renovarlo, llevará adelantada la
mitad del camino. Un camino, que no se engañe, lleno de dificultades y de
espinas.
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