Este nuestro presidente, sí, el del Gobierno de España, parece como que
está a uvas, adelantándose en más de dos meses a la vendimia. Se cree muy
valiente y convincente justificando su viaje en un avión oficial, del Estado, a Benicasin para ver a “LosQuillers”
en el Festival Internacional. Es que
ha dicho que desde 2015 los servicios de Seguridad
de La Moncloa aconsejan que por eso,
por seguridad, el presidente debe viajar en avión. Coñe, hasta ahí de acuerdo.
Se entiende así cuando el viaje es oficial, no cuando elPresiSánchez realiza el vuelo para un asunto privado, a disfrutar
de momentos de ocio.
Para esos menesteres, elPresi puede viajar en avión,
por supuesto. Al igual que el asunto es privado –como lo fue en esta ocasión- Sánchez podría haber alquilado un “vión”
y habérselo pagado de su bolsillo y hacerse acompañar de su mujer, de sus hijas
y de todo aquel que él quisiera. Nadie lo iba a criticar. Pero, gastarse los dineros
del Estado en cuatro vuelos ese es otro cantar. Que no se crea, como su
admirado elCetapé, que el dinero público no es de nadie; el dinero público tiene
dueños.
Esos dueños, los contribuyentes, queremos las cosas
claras y el chocolate espeso, y que no nos tomen por tontos, ni él ni la
ministra Carmen Calvo. Ésta fue la
que, en primera instancia, justificó el viaje del presidente a Castellón. Simplemente se trataba de un
viaje cultural nocturno. Tontos no somos, que enseguida supimos que el tal
viaje, nocturno y cultural, no figuraba en la agenda oficial de La Moncloa; por tanto, la ministra mintió.
¡Se coge antes a un mentiroso que a un cojo! Para que se entere la señora
ministra, que sigue sin dimitir una vez cazada en la mentira oprobiosa.
Nada tiene que envidiar a su ministra elPresiSánchez;
pero, nada. Esa respuesta justificativa del viaje no se le ocurre ni a un imberbe,
y menos aún soltarla delante de su homólogo francés, quien se habrá marchado
abochornado y preguntándose que en dónde se había metido. Para Sánchez tan sólo
se trata de una “falsa polémica”. Es decir, lo dijo Blas y punto final. Todo se resume en que no es tanto “el medio por
el que se transporta el Presidente –quizá
hubiera estado mejor expresado “se traslada al Presidente”-, sino a quién transporta”. Porque, parece ser que sus
adversarios políticos no han asumido todavía que él es el Presidente.
Es muy difícil de asumir, en efecto, que Pedro Sánchez haya pasado, como quien
dice, del paro a la presidencia del Gobierno de España, pero no sólo por sus
contrincantes políticos, sino por una parte amplia de la ciudadanía, que no se
hace a la idea de ver a un okupa en La
Moncloa. Sobre todo, y primordialmente, por la manera en la que ha llegado
a ella, a través de una moción de censura y con el apoyo de independentistas,
golpistas y terroristas. ¡Menuda colección!
Lo más lamentable es que elPedroQué? no haya asumido, por su parte, el cómo y el por qué ha
llegado a donde ha llegado y no reconozca que su viaje en ese avión es una
malversación de fondos públicos y que tanto él como su ministra han mentido:
ella lo ha disculpado como un viaje cultural nocturno, en La Moncloa no
figuraba en la agencia oficial como tal y el propio Sánchez ha quedado en
evidencia a Carmen Calvo sin referirse en ningún momento a que viajara en el
avión de manera oficial, es más admitiendo implícitamente que era un viaje privado.
Todo lo cual implicaría, si en vez de él y su ministra, los hechos los hubieran
protagonizado los de laPepé: doble
dimisión, de manera inmediata. Pero, los de laPépé prosiguen su guerra interna.
Ya puede dar gracias Sánchez a que lo que se le ha caído en el Congreso es el techo del Gasto Presupuestario.
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