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lunes, 20 de agosto de 2018

Los golpistas, inmunes

Si hasta los güitos nos tienen los golpistas a los que no estamos allí, imaginarse pueden hasta dónde los tendrán a los que por obligación o devoción -o ambas cosas a la vez-tienen que vivir allí. No es de extrañar, pues, que las gilipolleces de estos miserables independentistas, como son los lazos amarillos, estén comenzando a chirriar por todas partes. ¡Qué cansinos! Y, claro, lo poco de esta gentuza, ya desagradable de por sí, está empezando a enfadar al personal, que, día, tras día, tiene que soportar este supremacismo secesionista, colocando los plásticos por todas partes.
Ya uno se teme que cuando vaya al excusado propio se encuentre allí uno de esos lazos de mierda, y nunca mejor dicho. Porque los colocan en cualquier lugar, lo mismo da que sea público o privado. Como esta gentuza tiene tan poco sentido de la estética -porque en lo demás no ofenden, porque no pueden, aunque quieran-, están quedando las cuatro provincias de la comunidad autonómica catalana, como un basurero, o peor.
Como decía, el personal se está hartando de ver tanta guarrada acumulada y, bien por su significado, bien por la guarrería, la gente normal se ha propuesto acabar con tanta suciedad. Pero, hete aquí que el nazi presidente de la Generalidad ha mandado por delante a sus huestes los mocetes de la Escuadra, su policía política, a identificar a todos aquellos que limpian las calles de lazos nazis y mafiosos. Amenaza elQuinito, obediente a la voz de su amo, con imponer multas de entre seiscientos y treinta mil euros a todos aquellos que colaboran en adecentar las calles.
Hombre, y eso no puede ser. Si unos los colocan de manera impune y por razones ideológicas, justo será -vamos digo yo, con la lógica en la mano- que los otros -los constitucionalistas- también tendrán el derecho a retirarlos utilizando los mismos argumentos, a los que se suma que son feos, ensucian la calle y resultan antiestéticos. Pues sólo faltaba que los multaran a estos por eso. Aunque vaya incluido en su ADN y para ellos sea libertad de expresión la aberración de colocar los lacitos, resulta que por lo mismo, pero al revés, califican los golpistas de delito con sanción de multa económica.
Pero, todo esto no es cuestión baladí. Se empieza provocando con la colocación de lo amarillo, se sigue insultando a los que los quitan y se termina a mamporros. ¡Ojo! Es una provocación de los sediciosos, instigada por el propio presidente de la Generalidad, que quiere atacar al Estado como sea, pero, como todos estos chulos independentistas -empezando por los puyoles, Arturo Mas, elQuinito y "el hombre bajito cabreado"-, tiran la piedra y esconden la mano, culpando de todo lo que pueda acontecer a sus acólitos, fanáticos seguidores, y al Estado. Ellos son demócratas de toda la vida, pacifistas y nada violentos, como tratan de vender continuamente. Son, en realidad, unos miserables cobardes, que siguen buscando tener "su muerto".
Hasta tal punto se están envalentonando estos defensores de la república que si hace unos días hacían un "escrache", o mejor un acoso delictivo -pero inmune- al juez Llarena y a su esposa, recientemente han logrado echarlo de Cataluña, de su lugar habitual de vacaciones. Eso no puede ser, no se puede permitir, ni consentir. Pobres constitucionalistas, qué no estarán sufriendo y padeciendo cuando se atreven los golpistas a amargarle la vida a un juez. Ni Su Señoría el juez LLarena, ni los catalanes que aman España tienen defensa alguna.

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