Lo de los belgas, ya está bien. Se están pasando con España, y al igual que hizo que no hizo
el exPresiRajoy, así sigue, igual,
el nuevo presidente del Gobierno de
España, Pedro Sánchez. Ninguno
de los dos le plantó cara al gobierno belga, ni al alemán, para “rescatar” de entre
sus garras al “hombre bajito cabreado”. Antes y ahora sólo ha tenido arrestos
para ello el juez Llarena,
instructor de la causa contra los golpistas. Hasta que, al final, ha tenido que
ser el juez quien pida amparo al Consejo
General del Poder Judicial, ante el ataque “planificado, grosero y fraudulento”
de la demanda de los golpistas contra él, presentada y admitida en Bélgica.
Lo de estos jueces belgas es de juzgado de guardia. Se
conoce que ya no les divierte –por pesados y ridículos- lo de hacer interminables
filas los fines de semana para comer patatas fritas y mejillones, y, de paso,
armar bronca con los que se cuelen, que lo hacen aposta para tener la suya
correspondiente con los que guardan la cola. Son como niños haciendo el tonto,
pero en adultos, que parecen “atontaos”.
Menos mal que España ni se ha dignado a rellenar el
formulario que el juez belga ha remitido a nuestro país para “trincarse” a
Llarena. Es que, oigan, tiene el belga un morro como de aquí a aquella farola,
que ha citado al juez español para que acuda a declarar a Bélgica por una
reclamación que ha presentado el huido y delincuente golpista de la nuestra Justicia, elPuchi.
Estos belgas tenían que ser golpistas –porque parece
que vocación de ello hay, se saltan las leyes europeas a la torera, como cuando
se le reclamó la extradición de elPuchi,
y, para jorobar más quieren tomarle declaración a Llarena. Por supuesto que,
para viajar a Bruselas por eso,
mejor se queda en casa y desenmascara a sus homólogos belgas, una vez más, como
lo que son, unos petimetres.
Más o menos así han quedado ante Europa el presidente de España, elPedroQué?, y el xenófobo y “tontales” presidente de la Generalidad. Éste trataba de quedar
como un mandatario más de la Unión
Europea ofreciendo tres puertos catalanes de atraque para el Aquarius y Sánchez le ha “endilgao”
unos sesenta migrantes, ciertamente, pero queriendo vender la moto ante los
socios de la Unión de que el asunto
se ha resuelto gracias a su intervención. Ninguno se ha llevado el más
miserable mérito. Macron, el
francés, que es más listo que los dos juntos, y les ha dicho “quietos paraos”,
que para presumir aquí estoy yo, que me valgo solito. Y punto pelota.
Ambos dos han quedado en evidencia, que parece que es
lo que se lleva ahora entre los políticos españoles. Es el caso de los de laPepé, que denuncia –ya era hora- que
Sánchez ha colocado desde que ganó la moción de censura a más de quinientos
amigos, o conocidos de su entorno, en cargos de responsabilidad en el aparato
paralelo del Estado. Coño, como si Rajoy no hizo lo propio, porque a mí y
a mis amigos no nos han llamado ninguno de los dos. ¡Vaya descubrimiento!
De lo de la cosa suya de la mujer de Sánchez, la
contratación por parte del Instituto de
Empresa, para ocuparse de África
–a ver si la salva- con más de cinco mil euros al mes debajo del brazo nada dicen
los de laPepé. Se limitan a
argumentar que van a tener más “elegancia” que la que ha tenido laPesoé con
estas cuestiones, en alusión a los másteres de Pablo Casado. Pero es que no se trata de elegancia o no, se trata
de denunciar y esclarecer. No lo tiene claro laPepé, todavía.
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