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lunes, 10 de septiembre de 2018

Las hijas de Elena


La exviceSoraya se va, pero se queda. La exvice, la de la cara recién “lavá”, le ha comunicado a Casado que hasta aquí hemos “llegao”. Estupendo. Se va a no se sabe dónde, pero permanece como “militanta” del partido, esperando mejor ocasión. ¡Ya lo verán! Es todavía joven, y son muchos años aupada en puestos de ordeno y mando y de decisión como para abandonar así como así. Eso sí, ha querido dejarle claro al nuevo presidente de laPepé que fueron ella y Rajoy los que levantaron el partido y España en los peores momentos de la historia del país, abocado a la intervención de la Unión.


No ha parado en echarse flores, y al exPresiRajoy; es más, queda patente en su comunicado de despedida que fueron ellos, Rajoy y “la niña de Rajoy” los que pararon a los independentistas y, en particular ella, que gestionó directamente toda la “operación diálogo” en Cataluña con la aplicación del 155. ¡Estará orgullosa! ¡Más le vale que ni mentar el asunto! No hay peor ciego que el que no quiere ver. Afortunadamente, la era de Soraya-Rajoy se acabó; al menos por el momento. No ha sabido perder Sorayita, sólo hay que verle la cara. Para otra vez será; ella no va a cejar.

No tiene la exVice poder de decisión  y mando en el partido, aunque sí influencia sobre los que recibieron sus favores. Pero, seguro que tiene muchos más detractores, muchos más, porque fueron muchos los heridos que arrojó a las cunetas, incluso para favorecer a adversarios políticos. Más que pena por su marcha, lo que incita ahora es morbo, el saber qué es lo que tiene previsto hacer de su vida. No despertaba muchas simpatías la exVice. No les digo nada si se atreve a cruzar alguna puerta giratoria. Le van a caer hasta chuzos.

Tampoco es que sea muy apreciada la ministra socialista de Sanidad, Carmen Montón. No, no. Después de su intervención para justificar su máster, me da que no ha hecho nuevas amistades. Su forma de expresarse, desde luego, no ha sido nada diplomática y su soberbia ha quedado destapada: ¡No todos somos iguales! Decía eso, con gran soberbia, y hasta supremacía. Asustaba, la verdad. Puede que no haya cometido irregularidades en su máster. Puede. Habrá que verlo, y ella demostrarlo. Soberbia y no saber estar a parte, no vale que ella lo niegue y que quiera convencer apelando al apoyo de elPresiSánchez, que no es, precisamente, el mejor avalista de fiar.

La que está más contenta que unas castañuelas es la alcaldesa podemita de Madrid, laSeñáManuela. Ha hecho y deshecho a su antojo en el ayuntamiento de la capital del reino y siempre se ha salido con la suya, aunque la villa esté como unos zorros y amontone más porquería que los propios basureros municipales. Le da igual, se lo pasa mejor que una niña con sus muñecas –ale, machista- y le produce gran satisfacción torear al también podemita elPabloManué, que ha sido incapaz de encontrarle una sustituta a laSeñáManuela. ¡Cómo está el patio! Hasta quiere contar con gente de laPesoé para su próxima candidatura. Desde luego, mejor apoyo y aliado no ha podido tener en toda la Legilatura, mejor que el que le brindaron los fulleros podemitas; tampoco es que le hayan hecho una fuerte oposición los de la derecha, los peperos y los ciudadanos. Así, cualquiera, hasta el más inepto desgobierna Madrid.

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