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jueves, 25 de octubre de 2018

Sánchez, presidente de la República

En efecto, razón tenía el pepero Casado, que recientemente se ha destapado como más líder de laPepé. ElPresiSánchez está colaborando en el desarrollo del Golpe de Estado que continúa produciéndose en Cataluña, el Golpe que no cesa, y de ello tiene toda la culpa el pepero exPresiRajoy. Tuvo mayoría absoluta durante años y en sus manos la posibilidad de haber enterrado para siempre el golpismo latente. Tuvo una segunda oportunidad con la puesta en vigor del 155, que aplicó de forma suave y con complejos y, no hay que olvidar, con las reticencias de elPedroQué?

Ya en el poder, obtenido -regalado- de manera legal, pero no por eso legítima, con los votos de los ultraizquierdistas podemitas, los peneuvistas -los que siempre traicionan- y los propios golpistas y etarras de Bildu, ni ha gobernado ni ha dirigido el país. Sánchez se ha limitado a viajar -a pasárselo chupi- y ha poner, ciertamente, de escudos a sus ministros y a congraciarse con los golpistas.
Sánchez les ha dado dinero a espuertas a los secesionistas, y lo que les ha prometido para un futuro, ni se sabe. Así se dispara bien, con bala de rey, con nuestros impuestos. Tras recibir en Moncloa al nazi xenófobo presidente de la Generalidad con el churro en la pechera, de humillar a la España constitucional, incluidos los militantes socialistas, que alucinan, pero no reaccionan, se ha dedicado -y con él todo su Gobierno- a apoyar a los golpistas, sin importarle la deslealtad a España. Quiere todo Sánchez, hasta ansía ser Rey -ya lo avisó en el besamanos en el Palacio Real-, o en su defecto presidente de una España plurinacional; es más, quiere ser presidente de una República. Sus ansias de poder son insaciables y los métodos para llegar ahí, inescrutables.
Desde que fray Bailón Iceta dio el pistoletazo de salida pidiendo el indulto para los políticos golpistas en prisión, han sido todo un rosario las declaraciones de los ministros del Gobierno de Sánchez. El primero y que sorprendió a algunos -a otros, nada, en absoluto- fue el de los Exteriores, Borrell, quien consideró que Cataluña es una nación, además con énfasis en un emisora con eco internacional; luego vinieron los ministros que pensaban -es que algunos hasta piensan y todo- que los golpistas no deberían estar en prisión preventiva, los mismos que nada dijeron del pepero Granados, que estuvo varios años padeciéndola; y, cómo no, los que no los consideraban golpistas y se arrimaban al indulto.
Ahora nos vienen desde Moncloa queriéndonos convencer de que el delito de rebelión no es aplicable a los "presos independentistas". Y lo dice ahora. ¡Joér, qué cambio de matiz: independentistas, no golpistas! Sánchez y los suyos son ahora, además del poder Ejecutivo, el poder Judicial. Tratan de amedrentar a los jueces; realmente la declaración del Gobierno es un puro y duro acoso contra los magistrados que tienen que juzgar a los golpistas. Incluso se convierte en un aviso, en un adelanto: ustedes juzguen, juzguen, que nosotros los vamos a indultar. Se convierte en la crónica de una sentencia condenatoria, con un final "feliz", para los golpistas, claro: el perdón de unos lobos a otros lobos. Ya saben, una alimaña de esas característica nunca "mata" a otras alimañas semejantes.
Curioso. Todo ello, coincidiendo con el día en que el Tribunal Supremo abre juicio oral contra Yunqueras y otros diecisiete líderes golpistas, que protagonizaron el Golpe de Estado contra el reino de España.

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