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martes, 13 de noviembre de 2018

Gorditos mórbidos


Desde luego, el chico tiene el don de la oportunidad. ¡Tá “desquiciao”! Si antes lo dice, antes le salen los de la ONU, en su variante para la Alimentación y la Agricultura, la FAO. En uno de sus informes sobre la alimentación en los países del mundo destaca la penosa situación de los venezolanos, que, prácticamente, se mueren de hambre, que no tiene qué llevarse a la boca y andan todo el día de pan pedir. No piensa lo mismo, ya digo, el ultrizquierdoso podemita Errejón –y mentiroso, como todos ellos-, porque él afirmó, y de manera rotunda, hace unos días, que los venezolanos comían tres veces al día
.

Pues, para hacer tres comidas diaria, cualquiera diría que la ONU miente y que Errejón acierta. Cuando el podemita se despertó se dio cuenta que de imbécil para arriba, lo que viene a corroborlo el informe internacional: los venezolanos entre los más muertos de hambre. Si ya, si eso, elErrejón mejor se iba a dormir de nuevo, que está más guapo, y nadie lo ve. Este era el que también decía que los venezolanos hacían cola en los supermercados – prácticamente vacíos de alimentos- porque era una manera de hacer relaciones sociales, vamos que les encantaba pasarse el día en la calle, haciendo una interminable fila. Otra imbecilidad más de este muchacho.

El, desde luego, tiene bien forrado el bolsillo desde que es diputado a Cortes, más la más buena cantidad de pasta que se trajo de allí, más la que le regaló una universidad andaluza a través de una beca para un trabajo de investigación. Este ni hizo el trabajo ni lo esperen que lo vaya a realizar. Ya se gastó la pasta: dos mil euretes al mes durante un año sin hacer absolutamente nada. Si eso no es corrupción, que venga el ilustre “compi” Monedero y que lo vea.

Imbecilidad por imbecilidad, la de la Generalidad valenciana, donde socialistas y podemitas gobiernan en coalición. No podría ser de otra manera. En menos de horas veinticuatro ha tenido que rectificar una ley que iba a proponer para que los “gorditos” mórbidos no pudieran ser incinerados, que contaminan. ¡Mecá! Han tenido que retirar la propuesta, echando leches, por el escandalizo que se ha preparado. Vamos, de ser gordito, iría contra ellos a muerte: primero, por gilipollas; después, por discriminación a todas luces. Aunque, claro, entendiendo el asunto como lo entienden los politicastros valencianos, cabría la disculpa: no quieren que se pierda el dicho sobre lo de las sepulturas llenas, de cenas, buenas, en efecto. Imbéciles, como gilipollas, haberlos haylos, y lo peor es que estas especies no corren peligro de extinción en nuestro país; es más, se propagan como la peste.

Si es que resulta evidente. Ahí tienen a los de La Rioja y a los vascos, algunos. Los políticos, me refiero. Los unos por los otros, la casa por barrer, o llenándola de marranadas, de mierda. Quieren equiparar el vascuence con el Castellano. Esto es como hacer un blanqueo de imagen, de la Historia o de dinero. Son tan paletos, tan resabidos que rayan la ignorancia, el analfabetismo funcional.

Que se lo pregunten a Reverte. ¡Menudo cabreo! Nunca existió ese idioma, sí variadas y diferentes maneras de hablar en los abundantes caseríos vascos. El Batua. Lo que ellos, los vascos e ignorantes navarros no saben todavía que lo que tienen por lengua, muy respetable y hablada por una gran minoría, es un idioma político, que los políticos quieren consolidar. Que bien, que mejor para ellos, pero que no vengan diciendo gilipolleces, que ya está bien, hombre, que ya está bien, que tenemos muchos y muy graves problemas para que no vengan estos también a tomar el pelo.

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