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domingo, 27 de enero de 2019

Sánchez y su socio innombrable

Está Sánchez, está que lo vierte. Inspirado, vamos. Lo que se ha perdido por viajar tanto en el Falcon para sus quehaceres y en helicóptero para asistir a la boda de su cuñado y para otros asuntos, de los que nos enteraremos en su día, cuando levante el secreto de Estado sobre sus recorridos. El viaje a Valencia, que está más o menos al lado de Castellón, lo ha hecho en tren. Rebosante, eufórico, como niño con zapatos nuevos. Ha descubierto un medio de transporte público, por ahora, que parece que le va, y que lo trae, siempre que no sea, por poner un caso,  a Extremadura.
Sánchez en la ciudad del Turia, que diría un cronista deportivo. A los cronistas deportivos le gusta eso de la ciudad del Turia, como a otros que el Pisuerga pase por Valladolid. Sí, sí, ya digo, como si se hubiera tomado algo raro para matar el rato en el tren. Menos mal que nos lo ha dicho, se ha atrevido a ello, que no nos habíamos enterado, que con él llego la salvación o, lo que es mas güachi, que él es el Salvador. ¡Tontos de nosotros, lo teníamos ahí delante y no lo veíamos! También con él llegó la tragedia y el escándalo.
Fíjense si ha sido modesto en todo este tiempo que desconocíamos que si él -aunque entonces todavía sería poco más que un chiquillo- no hubiera estado, en España no habría habido transición; bueno, algo de mérito le ha dejado a sus compas ejecutivos de entonces. Pero, eso, que con diálogo se consigue todo, que es lo que él está haciendo con los independentistas-golpistas.
Ya digo, y nosotros sin enterarnos. Está encantado elPedroQué? con los catalanes, sobre todo desde que lo ayudaron en la moción de censura para poder ser presidente del Gobierno de España, sin necesidad de pasar por las urnas -porque parece que eso lo tiene olvidado, y ha tenido que ser Maduro el que se lo recuerde. ¡Vergonzoso!-, porque las veces que lo hizo fue de mal en peor, batiendo "récores", de los que se avergüenzan hasta sus propios camaradas, los que, realmente, sí dialogaron en la transición.
Así cualquiera, me refiero a los golpistas. Encantados están de la pasta gansa que se están embolsando, se están llenando la faltriquera, como los nacionalistas vascos, pero más a más. Siguen haciendo lo que les viene en gana: arengando a la violencia, a la guerra civil, insultando a España y a los españoles, amargándole la vida -de manera despiadada- a los catalanes que se consideran españoles -que son muchos más que los independentistas y un largo etecé. Eso es para él el diálogo: traición tras traición a España y bajada continua de pantalones ante los indepes, que esperan como agua de mayo el indulto a los golpistas. Así dice el pregolpista  Arturo Mas que prefiere el Gobierno de Sánchez antes que cualquier otro. Y se ríe el independentista.
Y se ríe también él cuando en el mitin de Valencia acusa a la oposición -laPepé y los Cíus, que a la vez lo acusan a él de blando-, de ser unos don nadies, en relación a la situación actual de Venezuela. Él, convencido está, de que ha hecho lo que tenía que hacer, o sea nada, para que Maduro le termine cantando ¡Que viva España! Y que los ultraizquierdistas podemitas de elPabloManué se la tengan que morder en medio del apogeo de su hundimiento. Pero, no pierdan cuidado que buscará a los de la ultraizquierda, como así los ha considerado hoy, para cuando se tengan que votar de nuevo los Presupuestos.

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