Desengáñese el
que crea que Sánchez y la su Begoñita, o lo que es lo mismo el
matrimonio Sánchez-Gómez, se equivocaron de sitio en el Palacio Real el Día de la Hispanidad. Ni un milímetro tan
siquiera. Estaban donde tenían que estar, en el mismo lugar que previamente les
habían indicado sus asesores. No moverse de allí y permanecer junto a los Reyes, a ver quién era el guapo que les
decía que ese no era su sitio. La cuestión era crear el precedente, después todo
seguiría igual, como si allí no hubiera pasado nada, cuando lo cierto es que se
habría creado el precedente que buscaban; después, daría lo mismo. El besamanos
sería para los cuatro, para siempre jamás.
Manda güevos,
las ganas que tienen los Sánchez de usurpar las funciones de los Reyes, y más que las funciones lo que
les encantaría sería ser reyes. Pero, ojo, que menudos cataplines tiene la
nuestra reina plebeya. ¡Como para dejarse acobardar! Ya se le ha plantado en
más de una ocasión a la reina emérita Sofía.
Así que a la mujer de rojo no le va a permitir que se le suba a la chepa.
La otra, la Begoñita, tampoco se queda para atrás,
que, para morro, el suyo propio y el del su señor esposo, elPedroQué?, si es que hace falta, por eso de contar con apoyo.
Pero, que tampoco es muy necesario, que ella se basta, acompañada de sus dos
niñas, para arreglárselas. Y poco le importa –en eso también está de acuerdo
con su marido- lo que digan los demás. Es algo así como lo de la película de los maños, que ya podía
pitarles el tren, que ellos no se iban a apartar. Algo similar.
Es que se conoce
que Begoñita está aburrida de no hacer nada en el Instituto de Empresas o, por el contrario, está cansadísima. Fuere
por una causa o por la otra, lo cierto es que a la esposa de Sánchez le tira de lo lindo el Palacio Real. Ya no le
basta con el de La Moncloa y se le
queda corto el de La Zarzuela. Así
que se planeó una nueva visita al Palacio
Real; pero, fuera del horario e itinerario oficiales.
Desde el palacio
de La Moncloa se avisó al Palacio Real que se prepararan los funcionarios que
iban a tener una visita excepcional. La excepcional era la mujer del presidente
del Gobierno y sus dos hijas. Las
cucas de ellas llegaron a palacio unos minutos antes de cerrar, por lo que
llegada la hora a los funcionarios no les quedó más remedio que permitir la
visita de la pretendiente del Reino
y de sus dos hijas, que la hacían a partir de ese momento como si fuera una
visita de carácter privado.
A la señora de
Sánchez y a sus dos “retoños” les gustan las exclusividades, en los conciertos,
en las bodas, en los viajes y etecé; vamos, como si fueran la novia en la boda,
el niño en el bautizo y el muerto y, a la vez, repicar, y si en la ceremonia fúnebre
se ganan un óbolo, mejor que mejor, que no están los tiempos como para regalar.
La actitud de
laBegoñita y sus niñas ha sentado muy mal entre el personal; ha sido una acción
barriobajera. Muy poco digna de alguien
que espera, si no hablar a Dios un
día, si sentarse en los sillones de los reyes. Ha sido, en definitiva, algo muy
feo. Tanto de feo como la postura mantenida por elPresiSánchez en relación a la
postura de España hacia el
bolivariano Maduro, presiente de Venezuela. Casado y Rivera ya
habrían reconocido como presidente de ese país al ciudadano Guaidó. El expresidente Felipe González también.
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