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jueves, 7 de marzo de 2019

Día de la Mujer

Incapaz, totalmente de toda incapacidad, se sigue mostrando Sánchez, y su lacaya Carmen Calvo también, para desenterrar a Franco. Después de la paralización de la exhumación por dos juzgados por falta de permisos de la obra que ello conlleva y la negativa en redondo del padre prior benedictino de El Valle de los Caídos, la familia, erre que erre, que al abuelo no se lo exhuma nadie. Ni Sánchez ni Dios que lo crió. Que el muerto es de ellos y que lo dejan donde está tranquilamente o se lo llevan a la cripta de su propiedad en el catedral de La Almudena, junto al Palacio Real.
Sánchez no se va a quitar de encima a la mosca cojonera, que le lleva zumbando ante su cara desde el minuto uno en que llegó a la presidencia del Gobierno de España. En una situación normal con un insecticida de bajo coste o, sencillamente, con un pequeño sopla mocos la mosca habría desparecido. Parece como si el bicho, más bien, hubiera anidado en sus partes, con lo que la aplicación del antídoto o la medida expeditiva del cachete se convierten en peligrosa aplicación.
Mala racha para el socialista: su obsesión más obsesionante, convertida en su peor pesadilla como es el llevar mañana, tarde y noche a Franco como compañero indeseado y, de nuevo, la contra con la ex presidenta andaluza. De momento, la lozzzana andaluzzza ya lo ha incomodado bastante con obligarle a imponer a varios ministros como cabeza de lista a las Generales en algunas ciudades andaluzas. Lo ha quedado en muy mal lugar Susana Díaz, por tanto en cuanto está obligándolo a imponer unos criterios que no son nada democráticos, una vez que los candidatos fueron elegidos en primarias. Entre ellos no salió elegido ninguno de los exministros que quiere colocar Sánchez.
Un día largo, sin duda, para Sánchez, que, aunque de manera indirecta -y otras veces directa- se ve sometido a los caprichos del fraile Bailón, Iceta, a sus ridiculeces. Porque resulta que fray Bailón le ha pedido a la alcaldesa de Barcelona, la podemita Pescadera, que no de permiso a los de Vox para celebrar un acto político previsto para el 30 de marzo en el Palacio San Yordi de la ciudad condal. Seguro que al bailón no le preocupa  la ideología de los de Abascal -al que el socialista considera de extrema derecha-, sino más bien el que pueda llenarse hasta rebosar el Palacio municipal barcelonés. El ridículo para los socialistas catalanes sería más que evidente.
Tampoco lo tiene muy claro Sánchez, en víspera del Día de la Mujer. Porque, de hecho, la manifestación ya la está capitalizando la extrema izquierda de los podemitas, de elPabloManué. Con su cartel del todo machista, amenazando con que vuelve, elPabloManué, que fue el que autorizó la impresión de la propaganda, ya le birló a Sánchez el protagonismo. Bien es cierto que elPabloManué pidió perdón por la cartelería, pero antes dio tiempo suficiente para que se conociera, y bien. El perdón bien se pide a través de las redes. Pero, llámame tonto y dame de comer. Lo mismo hizo cuando se quería tumbar a Mariló o cuando "era" amigo incondicional de Maduro, el de Venezuela. Luego dijo estar arrepentido de ambas cosas; pero, no ha pedido todavía perdón. En este caso. le afligía el santiamén.
Rivera, de nuevo, vuelve a meter el pinrel. Apoya la manifestación izquierdista, con lo que se hace cómplice del manifiesto de extrema izquierda; aunque dice no estar de acuerdo con él, traga. Como para creer que después de las Generales, si le cuadra, no va a pactar con Sánchez y los socialistas. Casado, sin embargo, ha sido más congruente, aunque tarde. Quizá porque le ocultaron el contenido del manifiesto.
Es de esperar que en la manifestación de la ultraizquierda se haga alusión a la secretaria judicial catalana, retenida durante dieciocho horas y ahora ofendida, ultrajada con insultos y señalada por los que se dicen pacifistas independentistas. Seguro, como lo hicieron con Inés Arrimadas.

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