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martes, 26 de marzo de 2019

Emergencia nacional

Miren por dónde que hasta puede que Alberto Rivera tenga razón al calificar la situación en España de emergencia nacional. Puede. Si atendemos  o entendemos el panorama que nos podemos encontrar tras las elecciones del 28A. El ciudadano, mano tendida, le ha propuesto al pepero Pablo Casado formar un gobierno de coalición contra el socialista Sánchez, abocado a volver a pactar con sus socios de la moción de censura contra Rajoy, todos los que están contra España, los que quieren romper el país, que no son otros que los golpistas, los de la extrema izquierda los peneuvistas-los que siempre traicionan- y los etarras.
Puede, repito, que haya que plantearse, desde ya, la emergencia nacional a la que se refiere Rivera. Más vale prevenir que curar. La cuestión es dilucidar o aclarar de manera rápida quién es quién; es decir, cuál de los dos líderes -Casado o Rivera- sería el que formara ese futuro gobierno salvador de España. Lo cierto es que a algún acuerdo tienen que llegar -sin necesidad, si es posible, de hacerle un cordón sanitario a Vox-, porque se ven venir las intenciones del socialista Sánchez -el precursor de una nación de naciones- de volver a recurrir a los socios que lo auparon a La Moncloa.
Si Sánchez no es desalojado de su palacete, la unidad de España corre grave peligro. Los golpistas exigirán ser recompensados con el indulto a los presos y continuar ese diálogo con mediador, que, tarde o temprano, sabemos cómo concluirá: con Sánchez luciendo en pechera un lazo amarillo. Y no digo más.
Los peneuvistas aprovecharán también para subírsele a las barbas, pero de manera moderada -de momento-, porque estos, cobardes ellos, preferirán hacerlo sibilinamente, lo más velado posible, pero apañando dinero a raudales, en cantidad superior a la que están recibiendo ahora. Los etarras, ni les digo, todos los presos en la calle sin pedir perdón y sin arrepentirse y sin colaborar con la Justicia para poder resolver los trescientos asesinatos que todavía están impunes. Los podemitas, los de la extrema izquierda, que están por los suelos, también ganarán algo con Sánchez gobernando, aunque sea el control de la RTVE, como ahora, porque un ministerio no es recomendable, ni, por tanto, previsible; bastante tiene el podemita elPabloManué con que su servidumbre a Sánchez le sirva para salir de la miseria política.
Sánchez, el sin escrúpulos, hará todo lo que tenga que hacer para permanecer en La Moncloa. España le importa un pito. De hecho, no ha tenido ni la más mínima delicadeza de salirle al paso al imbécil presidente mexicano, y señora, que exige al Rey, Felipe VI -por tanto a España- que pida perdón por la conquista de las américas. Asegura el payaso de México, amigo íntimo de Maduro -otro tal cual, que estará cabreado, porque la idea no se le ocurrió a él- que se hizo a espada y a crucifijo. A lo del crucifijo que responda la Iglesia. A lo de la espada ya tenía que haberse oído, implacable, la respuesta de Sánchez. Por mucho que pueda decir de aquí en adelante ya es tarde. Ya se ha retratado. Como los podemitas, dispuestos a pedir esa disculpa que exige el demente mexicano. Claro que ya pueden los de la extrema izquierda, el gilipollas de la Coca-Cola es el representante podemita que se ha pronunciado al respecto, Mayoral, que no es más tonto porque no se lo ha propuesto. O sí.

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