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miércoles, 20 de marzo de 2019

Mentir y ganar tiempo

Aquí el único gilipollas que hay es él, que, además de eso, es un nazi y un xenófobo. Se pensaba que gilipollas todos los demás, que le estaba tomando el pelo a los de la Junta Electoral Central desobedeciendo su orden de retirar las estrelladas y los cutres lazos amarillos de los lugares públicos dependientes de la Generalidad; por tanto, la acción malvada, más que malévola, se hacía extensiva a todos los partidos políticos, pero, igualmente a toda España. Si nace más tonto, se nos pierde, y con toda su edad se le coge antes que a un cojo. Sólo sabe hacer dos cosas: provocar, pero asegurándose, y ganar tiempo.
Prácticamente, es lo que ha hecho el guerra civilista catalán. Desde el pasado viernes el Síndico -defensor de las personas catalán- ya le había informado de que debería obedecer la orden de la JEC, que la medida era tan sólo temporal, durante el período de las elecciones. Es más, el Síndico y elCebonico hablaron por teléfono y se vieron unos minutos. La estrategia, se la conoce hasta un niño: provocar -mintiendo- y tensar la cuerda el mayor número de días posible, ganando tiempo. Lo dicho.
Lo que el neandertal pretendía -y lo consiguió- era que la JEC le reclamara que obedeciera o que le ampliara las prórrogas temporales. Él ya sabía del dictamen del Síndico desde hacía días y, estando ya seguro de su decisión, explicaba a todo el que lo quería oír -es "mu pesao"- que acataría lo que el defensor catalán de las personas dictaminara, le gustara o no ese dictamen. En definitiva, lo que él acataría sería una decisión de un organismo catalán y no de la Junta Electoral Central, órgano del Estado español. Hasta se nos ocurre que el Gobierno de Sánchez también estaba informado de ello.
Hasta aquí, todo más o menos, previsible. Ahora vamos a ver si persigue de nuevo ganar más tiempo y si va a prorrogar él, no la JEC, el tiempo del desmonte de los símbolos independentistas o si lo va a ganar retirándolos él personalmente o si será obra de los mocetes de la Escuadra, que ya que ganan un sueldo que lo justifiquen.
La moral del nazi puede que se vaya hacia arriba por el hecho de obedecer al Síndico, al catalán, y no a la JEC. Puede que sí, pero hay una otra parte del dictamen de ese señor del que se desprende que la retirada es sólo temporal y que luego pueden volver a colocar los símbolos.
Vaya categoría la del Síndico -que ha colaborado sin duda voluntariamente en el circo que se ha montado el de la Generalidad-, que se supone es el defensor de las personas, de todos los ciudadanos catalanes, que está conforme con que esos símbolos se repongan, ofendiendo e ignorando a más de la mitad de la ciudadanía catalana. ¡Vaya categoría de personaje! Y de ese es del que recibe la orden -y se siente orgulloso- el presidente catalán. ¡Tal para cual!
Ya decíamos que a todo cebonico le llega su San Martín. A este le llegará. ¡Vamos que le llegará! De momento, en el juicio contra los golpistas catalanes ya ha salido su nombre a relucir como una de las personas que entraba y salía, y se llevaba cajas, de una de las naves de donde la policía se incautó de más de un millón de papeletas de votación del referéndum ilegal del UnoaCero. Veremos las consecuencias. Acaso elPuchi tenga que encogerse un poco en Waterloo para dejarle un sitio al incondicional obediente a la voz de su amo.

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