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martes, 19 de marzo de 2019

Una miserable compulsiva

Pasadas ya más de seis horas desde que concluyera la prórroga de otras veinticuatro horas que la Junta Electoral Central concedió al nazi de la Generalidad, todo permanece, prácticamente, igual. El xenófobo continúa retando al Estado y el Estado no reacciona. Con su habitual chulería barriobajera, típica y tópica de Homs -el hoy letrado de la defensa en el juicio contra los golpistas- y con el afán de dilatar su desobediencia en el tiempo, no se le ocurre otra cosa al guerra civilista que preguntar a la JEC que si lo que le indica son churras o merinas.
Lo cierto es que "la voz de su amo" no ceja en su empeño, es decir en la desobediencia, en pasarse las leyes por la entrepierna,  mientras que los poderes del Estado parece que ni están ni se les espera en Cataluña. El único consuelo para los ciudadanos -¡más que "jartos" y cansados de estarlo!- es que la JEC se ha negado a ampliar los plazos de prórroga para que elCebonico se lo piense y decida, en consecuencia, retirar los lazos amarillos y las banderas estrelladas.
Pero, no sólo de consuelo vive el ciudadano que paga religiosamente sus impuestos. Nosotros, los ciudadanos, queremos y exigimos que se haga cumplir la ley, que si hay que inhabilitar al nazi que sea inhabilitado ya, sin más demoras, sin complejos, es decir sin miedo. Y si son los mocetes de la Esquadra los que tienen que retirar los lazos y las banderolas, que comiencen ya, mejor hoy que mañana.
Igualmente, mejor antes que después y como proponen los líderes de laPepé y de Ciudadanos, si hay que ilegalizar a los brazos violentos de los de las Cup se les ilegaliza y que sean su papás quienes respondan de los destrozos materiales que ocasionan sus niños salvajes día sí día también en Cataluña, en las sedes sociales de peperos y ciudadanos, cuando corresponde, o del mobiliario urbano cuando se les pone. No se entiende que un partido como las Cup pueda estar recibiendo subvenciones oficiales cuando defiende y apoya -cuando no incita- los desmanes de sus jóvenes bárbaros sin escrúpulos callejeros.
De aquellos barros, esos lodos. Estupor y rabia contenida ha producido el relato de un guardia civil en el juicio contra los golpistas sobre la inspección a la consejería de Exteriores -la del engreído Romeva- y que detuvo a un alto cargo. Los pacíficos y demócratas independentistas agolpados en los aledaños trataban de rescatar de la "cápsula" de seguridad de los agentes del orden al detenido. Al más puro estilo mafioso. De "pánico" y de "increíble" calificaba el testigo la situación. Cuando por allí hacer pasar en coche la expresidenta del Parlamento catalán, Forcadell, la que concluía los plenos a grito "pelao" con el viva a la republica catalana; pues bien, desde el vehículo arengó a las masas para que prosiguieran con su violencia.
En menor violencia, aunque de otro tipo, pero al fin y al cabo violencia, la que se gasta la administradora única del ente Radio Televisión Española, Rosa María Mateos. Además de llevar a la quiebra al ente y dejarlo a los "pies de los caballos" ante la competencia por su increíble bajada de audiencia, acudió al Supremo para que este evitara que se publicaran los sueldos de los siete directivos del Ente que se reparten 1,1 millones de los de euro al año. Echen cuenta de lo que se embolsan estos pesebreros, más de 150.000 euros al año. ¡De escándalo! Rosa María Mateos lo quería ocultar a la ciudadanía. Rosa María Mateos es una miserable compulsiva.

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