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sábado, 25 de mayo de 2019

Alta traición

¡Joér, vaya Cruz que nos ha caído! Entre laMaricheliBatet y el Manuel Cruz, apañados estamos. El caso es que por ahí andan rondando delitos, entre el Congreso y el Senado, que todavía algún fiscal con ganas de gresca la va a armar, y no sin razón. Porque, ya me dirán, cuando está más que tipificado en el Reglamento del Congreso que los golpistas encarcelados reúnen todas las condiciones para ser cesados en sus funciones como diputados, nadie se explica cómo ha esperado tanto laBatet para aplicar el Reglamento; es más, por qué pidió consulta al Supremo y, posteriormente, a los letrados de la Cámara Baja. Aquí hay trampa.
LaBatet es toda una profesora, por allí por Cataluña, de Derecho Constitucional. Eso dicen. Y la muy pacata va y hace lo que hace y dice lo que dice. O es algo tontilla -que no hay  por qué ponerlo en duda- o no se entera o es más lista que las pesetas, aunque lo tiene que demostrar. Para medrar, eso sí que es evidente, sabe. ¡Y tanto! Hasta ha sido capaz de dejar al fray Bailón en la cuneta. Ella se ha colado y colocado y Manuel Cruz, catalán, el tapado de Sánchez, también.
LaMaricheli ya era conocida por sus afanes de apoyo a los nacionalistas, convertidos después en golpistas. Su propio partido la ha tenido que sancionar, porque con esos impulsos separatistas se salió del tiesto, entiéndase de la disciplina de voto de laPesoé en el Congreso, y votó a favor de los golpistas, de que se les dejara hacer y deshacer. Manuel Cruz, en ese sentido, era un completo desconocido para el vulgo. Pero, no le ha hecho falta ni una semana para dejarse ver, para mostrarnos el serete a todos.
Semejante personaje, ya digo, ni una semana en el cargo, y ya está pisando líneas rojas, muy peligrosas por cierto. Sus primeras declaraciones públicas al diario de la cuerda, El País, que luego han sido rectificadas, aunque no ha quedado claro si por el propio periódico o por el declarante, pero que ni quitan ni ponen. La conclusión es que este tipo ha metido presión al Supremo, en  concreto al juez Marchena, para que dicte sentencia absolutoria contra los delincuentes golpistas o chorizos nacionalistas, a los que juzga el Supremo.
Eso, en otras palabras y según  las interpretaciones, se conoce como injerencia de un poder del Estado en otro. Esa sería la interpretación más suave y "buenista". Pero, como en casi todo, hay más. Manuel Cruz, presidente del Senado -casi nada- está sugiriendo al Supremo -cuando no presionando al alto tribunal- para que absuelva a los chorizos, porque si no se va a armar con los catalanes que apoyan a los golpistas si estos no son absueltos, lo que entendido de otra manera quiere decir elCruz que esto va en serio, o sea que está amenazando, o sea que el presidente del Senado es casi tan guerra civilista como el tontales del presidente de la Generalidad catalana.
Se equivoca el presidente del Senado, el catalán Manuel Cruz. Si el Supremo tiene que condenar a los golpistas los condenará, por muy farruco que se ponga él y los catalanes que conforman la mafia independentista. Las amenazas de Cruz -con o sin rectificación- son evidentes y muy graves y más por parte de quien parten. Desde luego, jueces y fiscales tendrían que actuar sin dilación. Unas declaraciones que podrían haber buscado la paz y concordia, lo único que han logrado es soliviantar, y en este caso hasta podían interpretarse como alta traición por provenir de donde provienen y en defensa de quienes están siendo juzgados por rebelión. ¡Ojito al parche!

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