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sábado, 8 de junio de 2019

¡Cómo nos llamamos aquí!

Este y estos, como Rajoy y su partido. Se hizo el dueño Rajoy de laPepé, después de que se la regalara Aznar, pero a este podemita de la extrema izquierda no le ha hecho falta regalo alguno; se ha adueñado del partido, él con su compañera y madre de sus hijos. Con la compañía antes de Echenique; ahora con la de elRasta. Está claro que el que se meta en la pinza entre ella -laMontera- y él -elPabloManué- está destinado a ser empujado montaña abajo, con o sin Heidi. De mejor o peor humor, pero despeñado.
Como a Rajoy en laPepé, nadie se atreve a llevarle la contraria a elPablolManué. Todo lo que a él se le antoje está bien; el que le lleve la contraria está santiguado. Quería por eso elPabloManué reunir a la Ejecutiva, o a los círculos, a la asamblea. ¡Qué se yo! Tenía que soltar su culpabilidad y pasársela a alguien. Quién mejor que elEchenique, que ahora se va a dedicar a los pactos. Y sacrificado el cordero, las otras culpas restantes a la falta de liderazgo en toda la Península, excepto el suyo, el de su compañera, elKichi y laPescadera catalana.
Si al fin y al cabo los que se salvan son los que fueron un día y lo siguen siendo. Que a él no lo toquen, ni lo mienten siquiera. Que ya lo decía él que cuando iba a un lugar -de La Mancha o no- tenía que preguntar que cómo nos llamamos aquí. Así no hay quién se aclare, porque ni los propios lo saben, cuanto menos los extraños, que cada vez se alejan más y más y no quieren saber nada de los ultraizquierdistas podemitas.
Para justificar la debacle electoral, de la que ninguna culpa tiene elPablomanué -eso dice él- se ha cargado a media Ejecutiva, empezando por elEchenique -el de la minga Dominga-. Hasta parece como que quiere dar la impresión de que ha sido traicionado. Más mártir y más héroe, todavía. Porque clavada tiene la que le metió su amigo Errejón, que para amigos como esos mejor se va con los enemigos, que los ha encontrado dentro y ya los ha destituido.
Lo que le queda ahora -mientras se serenan las aguas-, demostrado que él no tiene nada que ver en el desastre electoral, es pasar a ser ministro. O se es ministro o se es ministro. Con el tiempo, el socialista Sánchez, puede que acaso, le haga el favor, para no dejarlo caer por el mismo precipicio que él empujó a Echenique. Pero hay que seguir, como sea, que esto de la política les está siendo más que rentable a los dos, a él y a laMontera. En pocos años, un lustro más o menos, se han hecho con un casoplón en la zona más de casta de Galapagar, la sierra del Guadarrama, cerquita de Franco. Tienen un préstamo, que no a todos nos lo dan, tienen dos buenos sueldos, algunas casas y hasta una nave. Como para echarse o asumir culpas. El jefe siempre será el jefe.

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