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lunes, 10 de junio de 2019

De la salus a la nurse

No hay derecho, hombre. No hay derecho. Es que parece que el personal la ha tomado con esta pareja, y no es justo. Ellos dos, él -elPabloManué- y ella -laMontera- hacen, como todo el mundo, lo que pueden para subsistir. Mal que bien lo van logrando, como todos. La salus que han contratado para cuidar de noche, y hasta altas horas de la madrugada, a los sus dos niños es la culpable de todo. Como sucede en el partido político que regentan, ellos no tienen culpa de su debacle electoral: son los demás, que no tienen carisma, y así les va.
Aunque, bien mirado, aquí poca culpa tiene la contratada, que es tan sólo eso, una "proletaria", para hacerle la vida más placentera no solo a los hijos de la pareja, sino a la pareja misma, que se despreocupa del todo de los bebés -que ya no tanto-, principalmente durante la noche, lo cual no está nada mal para que los papás, que son políticos, puedan relajarse y emprender cada mañana una nueva jornada con ímpetu y por, entre otras cosas la igualdad, dentro de la pareja y de la pareja misma. Claro.
Pero, como digo, en realidad, la culpable de todo este enredo es la propia salus, que cobra por jornada laboral tan sólo cien euros, que dicho así hasta parece barato y asequible a cualquier bolsillo. Es decir, unos tres mil euros al mes -de los de euro-, a los que habrá que sumar -es de suponer- seguros sociales y declaración a la Hacienda pública. Vamos que sale por un pico, bastante más que el ayudante del defenestrado Echenique; bueno, más bien, el arrojado por la ladera de la montaña, lo que le parecía muy gracioso -le encantaba- a elPabloManué. ¡Así son ellos!
O sea, recapitulemos: los Iglesias-Montera se compran un casoplón de más de seiscientos mil euros, con dos mil trescientos metros cuadros de terreno, un pequeño lago y una casita para invitados, en una de las zonas más privilegiadas de Madrid. Nada más y nada menos que en Galapagar, con vistas a la sierra de Guadarrama y a El Valle de los Caídos. ¡Jéjé! En su declaración de bienes figuran además del casoplón, cuatro o cinco casas y hasta una nave. Sí que da de sí la política, para algunos.
No quiere decir esto que al enamorado de Vallecas, elPablomanué, no le siga gustando tan encantador barrio y una casita de sesenta metros cuadros, o si me apuran de cuarenta, como la del Kichi. Pero, amigo, presta más, mucho más, el casoplón, con vigilancia permanente de la Guardia Civil y escolta de veinticuatro horas.
Miren ustedes por dónde, el casoplón ha significado para la pareja, con dos niños y otro llamando a la puerta, un gran desahogo, pero, sin duda, la caída de los gigantes con los pies de barro, con dos hecatombes electorales seguidas. Sí ha sido así para los integrantes de las Unidas/os, que no saben ver la realidad, que no es otra, como ya hemos indicado, que la falta de carisma de los líderes periféricos del partido.
Si hubiera otras elecciones a la vista -no descartables, por cierto-, la salus sería la responsable de la siguiente debacle de Unidas/os. Porque la gente no entiende realmente la función de la contratada, casi, casi una super-mujer, que se encarga del cuidado de los niños, hasta en asuntos de enfermería y, si cabe, de apoyo a la madre, por si se encuentra algo depre. No es la salus una nurse, no, una nodriza. Esa vendrá después, cuando los niños comiencen a crecer, y, muy probablemente, papá sea ministro de Trabajo en un Gobierno del socialista Sánchez. Para que se entienda, un miembro más de la casta, de la que tanto renegaba y tanto odiaba elPabloManué. 

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