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martes, 16 de julio de 2019

Aviso a navegantes peperos

El secretario de Política Local de los peperos, Antonio González, está convencido de que el expediente que se ha abierto al "juntero" guipuzcoano terminará cerrándose, una vez que se compruebe que fue un error, una equivocación. Juan Carlos Cano facilitó con su voto el acceso de los proetarras a presidir la Comisión de Derechos Humanos de las Juntas Generales guipuzcoanas. Paradojas de la vida, Los asesinos etarras accedieron a la presidencia de la comisión gracias al voto de un pepero, justo el día en que se homenajeaba en Ermua al concejal pepero Miguel Ángel Blanco, asesinado por ETA.
El "votador" dijo que se equivocó, que el nombre de la Comisión fue lo que lo despistó. Por eso, votó a favor de que los de HB Bildu ETA la presidieran. Ahora nos viene el secretario de Política Local a decir que no ha pasado nada: una equivocación la tiene cualquiera. Total, carpetazo al asunto y el muerto al hoyo y el vivo al bollo. Y no es eso, coño, que cuando a pesetas a pesetas. ETA mató a cientos de españoles, entre ellos a muchos militantes de laPepé.
Hay cierto tipo de equivocaciones, que, aunque no puedan tener marcha atrás, no se pueden perdonar. Si el "juntero pepero" asiste a una votación, en representación de un partido y, por ende, de millones de ciudadanos, no se puede permitir tamaña contrariedad. ¡Nunca! ¡Jamás! Se tiene que llevar aprendido de casa el voto. Aunque laPesoé, que ya sabemos que Sánchez da por bien recibido los votos de los terroristas, voten a favor de los etarras, igual que los nacionalistas peneuvistas -los que siempre, tarde o temprano, traicionan- lo hagan también, el representante de laPepé no se puede dejar arrastrar y mucho menos equivocar.
No es la primera vez que el "juntero" Carlos Cano contradice a la Ejecutiva de su partido y critica agriamente a su presidente Casado. No hay quien se crea, ni por asomo, que Cano no se sabía la lección. Si el expediente que le ha abierto el partido y que desde la Ejecutiva se afanan por quitarle hierro, calificándolo de tan sólo un expediente informativo, anunciando, por otra parte, que se va a archivar, Casado se equivoca una vez más con los peperos vascos.
Si se acepta una equivocación por parte de Cano, es que este no está preparado para ocupar el lugar que ocupa. Él solo se declara como un incompetente, por lo cual, consecuentemente, sobra. Si el partido se cree lo de la equivocación, conociendo la vida obra y milagros del "juntero", peor todavía, porque admite tener a un incompetente en un importante cargo; pero, no sólo eso, Casado pierde otra batalla, cuando lo que tenía que demostrar, obligatoriamente, era una firmeza férrea.
Puede que en principio las cosas se le pusieran cuesta arriba entre una parte de la militancia vasca. El resultado es muy fácil de prever: el que quiera que siga y el que no que se vaya, porque para amigos como estos es mejor buscarse unos enemigos fieles. También supondría su firmeza un aviso para navegantes. Si Casado se la deja colar, está expuesto a mayores desastres.

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