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viernes, 19 de julio de 2019

La humillación pepera a Castilla y León

El líder pepero, Pablo Casado, ha perdido el norte. Y así no se puede llegar a gobernar un país. Ha impuesto en Castilla y León a un senador que ni tiene que ver con esa comunidad autónoma, que no sabe nada de ella, que no tiene vinculación alguna con ella, y al que le importa un pito su pasado, presente y futuro. Casado ha faltado el respeto a los castellanoleoneses, lo mismito e igualico que el presidente que esta región ha tenido que soportar durante años, Juan Vicente Herrera, que deja de gobernarla, sin haber logrado nada, absolutamente nada positivo para sus habitantes.
Afortunadamente el incapaz se va. Pero, ahora les llega a los de Castilla y León la imposición de un senador, porque así lo quiere su señoría. Es un senador, Maroto, que ni siquiera logró salir elegido por su tierra, por su circunscripción, en las provincias del norte. Lo han empadronado a toda prisa en Segovia, que así le queda más cerca de su casa, en Vitoria. Nuevo senador autonómico. Sí, señor.
"Mata" Casado dos pájaros de un tiro: le da empleo y buen sueldo a Maroto, que le estará profundamente agradecido, o no, y se cepilla al senador -que perderá el cargo- , el palentino Cosidó, implicado en el caso Kitchen, y que más bien pronto que tarde causará problemas a laPepé.
Pero, no es eso. Así no se hacen las cosas. Casado se vuelve a equivocar en su estrategia de sustituir unos por otros, cuando tenía que haber impuesto en su momento su autoridad. Pero, no sólo eso. Está Casado pasándose por la entrepierna la voluntad de los castellanoleoneses, que no han votado, en absoluto, a Maroto como representante de la región en el Senado. Los de Castilla y León ni conocen, ni quieren a un ciudadano vasco como su representante.
Una vez más, los peperos utilizan a Castilla y León como lugar de sus experimentos, sin contar para nada con los habitantes de esta región, que cada día va a menos, gracias -todo hay que decirlo- a la ineptitud continuada y continua durante muchos años de sus dirigentes, los de laPepé. Si no, véanse los resultados electorales: cada vez a menos, hasta tener que tirar de pactos para continuar mandando. Vergonzoso lo uno y lo otro.
Como vergonzoso es el "paso atrás" dado por el podemita de extrema izquierda elPabloManué". Afirma el egocéntrico y promotor de la nueva casta que él no va a ser el impedimento para lograr un Gobierno de coalición. Vamos que, por un lado, desiste y renuncia a ser vicepresidente, pero, por otro, insiste en que haya un Gobierno de coalición y no de cooperación.
Como es de suponer, su renuncia no es gratuita, sino que tratará el podemita de imponer a sus ministros -en proporción al número de escaños- en el nuevo Gobierno. A nadie se le escapa que uno de ellos será, sin lugar a dudas, su compañera y madre de sus hijos Irene Montero. Al fin y al cabo, todo queda en el "casoplón" de Galapagar. Otra cosa es que laPesoé, y Sánchez en concreto, quieran aceptar meter a la depredadora en su corral.

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