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domingo, 25 de agosto de 2019

A rey muerto, rey puesto

Ellos mismos lo llevan diciendo desde que se fundara El País, que si algo no se publica en sus páginas, el hecho no ha sucedido o no tiene relevancia. Son muy suyos estos de El País, tanto que aburren con su "supremacismo". Pero, miren por dónde, con tanto vanagloriarse ellos mismo y escupir para arriba el pavo les volvió a la boca. Se lo han tenido que tragar; eso sí, sin pedir disculpas a los lectores y sin reconocer su gran -¡grandísimo fallo!- metedura de pata. Ya saben que nos brindaron a todos una noticia falsa, que no hace falta decirlo en inglés. Se entiende perfectamente en Español.

Los de El País nos mataron al rey emérito don Juan Carlos, papá del actual rey, Felipe VI. En menos que canta un gallo, los de El País mataron a Juan Carlos, dejaron viuda a doña Sofía y huérfano al rey Felipe y a sus hermanas y sin abuelo a sus nietos. Por supuesto, a España desolada. La noticia falsa de El País dio la vuelta al mundo en cuestión de segundos: el rey emérito había muerto mientras era intervenido quirúrgicamente en una operación a corazón abierto.
Por suerte para el rey, los de El País tuvieron al menos la deferencia de "resucitarlo" minutos más tarde. Osea, entiéndase, muerte y resurrección -y en menos de tres días- sucedieron en realidad, tal cual. El obituario se publicó en El País, el periódico donde aparece todo lo que sucede; si no, no se abría publicado. De ahí lo de muerte y resurrección. 
El rey emérito puede considerarse satisfecho y un hombre -aunque rey- con suerte. Fue sometido a una complicada operación a corazón abierto, de la que se recupera en la UVI, pero ya ha podio ingerir alimento sólido. Si no hay complicaciones -esperemos que no, siempre que El País no intervenga en la evolución favorable real- pronto subirá a planta y en un período prudencial de tiempo iniciará la rehabilitación.
Para entonces podrá Juan Carlos darle las gracias a los de El País, principalmente, por haberlo resucitado y colocarle un obituario, en el que se recocían sus méritos, sobre todo por su labor y valor durante la Transición, y su valía y reconocimiento internacional. No está mal, al menos. Pero también podrá -y tendrá la oportunidad- el padre del nuestro rey de poder dirigirse a la directora del medio, Soledad Gallego, para, si lo tiene a bien, por un quítame allá esas pajas, blanquear su figura, si cabe y si lo considera necesario. 
No todos los días matan a uno y lo resucitan, sin que el afectado se entere. Nada como volver del más allá para rectificar y puntualizar lo que sea necesario. Además, será interesante, si así lo considera su Majestad, que nos cuente a todos los españoles, que para eso ha sido nuestro rey, cómo le fue por allá. Ni Napoleón, ni Hitler, ni tan siquiera Franco -por citar a tres personajes históricos- tuvieron la oportunidad de volver.
En fin, que los "supremacistas" periodistas dirigentes de El País se la han tenido que envainar y tragarse su propio sapo. Todo el que tiene boca se equivoca. No es la primera vez, no crean. Algo similar les sucedió con el extinto presidente venezolano, Hugo Chávez. Le dieron espacio en una primera página: una supuesta foto del exdictador de Venezuela hospitalizado. La foto resultó ser falsa. Confiemos en que a este no nos lo resuciten.

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