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viernes, 23 de agosto de 2019

La genialidad de Marlaska

El juez Marlaska, a la sazón ministro socialista de los Interiores de España ha encontrado y dado solución a los robos de los carteristas, con o sin fuerza. Quizá esto merezca algún premio y reconocimiento a nivel internacional, porque carteristas hay muchos en todas partes, aunque no tantos juntos como en Barcelona. La solución, según el señor ministro, está en cambiar la cartera de bolsillo, y no solo en cambiarla, sino como el relojero que sabe soplar, es decir saber cambiarla. ¡Ahí está el quid de la cuestión!
El ministro -tan campechano él y tan asador de manteca él- explicó en la cadena SER, y a los de la SER, que él cuando pasea por la Gran Vía de Madrid, a la altura de la susodicha emisora, lo que hace es cambiar la cartera -se supone que no la ministerial- del bolsillo trasero al delantero. ¡Jo, tan sencillo! Los de la SER y los que escuchaban en esos momentos la cadena "rojilla" se quedaron "pasmaos", como el rey, no el nuestro, sino el "pasmao". Es que además de estar perdiendo oyentes, que se los traga la COPE con Herrera, no habían caído en la genialidad del ministro.
El ministro no hace juego de magia ni nada de eso, ni le hacen falta policías que vigilen. Tranquilamente se cambia la cartera de un bolsillo a otro. Eso hay que saber hacerlo, ya digo, como el relojero cuando sopla los relojes. No se imaginan ustedes lo que este gesto del cambio duele a los chorizos carteristas. ¡Se les jodió el chollo del verano con la genial idea del ministro de los Interiores!
Hombre, pues se le podía haber ocurrido antes la original idea al ministro Marlaska. ¡Anda que no se habrían puesto contentos los cientos de turistas -y los que no lo son- que visitan Barcelona, a los que por arte de birlibirloque -igual que el ministro cambia la cartera de bolsillo -en cuestión de segundos- los han "·desplumao", es decir que también cambian las cartera de bolsillo, del del turista al suyo. ¡Je,je! Con o sin violencia, que lo mismo les da a los chorizos, porque no hay nadie que los detenga.
Vamos, que lo que da entender el ministro es que al que le roban la cartera es porque quiere, o porque es tonto o ambas cosas a la vez. La gracia está en el cambio, porque el chorizo sabe que todo el mundo lleva la cartera en el bolsillo trasero del pantalón. El susto se lo lleva entonces el chorizo, que palpa, pero no encuentra. ¡Y nosotros sin saber que teníamos un ministro genio, no genial! Ya se sabe, nadie, o muy pocos, son profeta en su tierra.
Todo esto venía a cuento de la cada día más abundante y salvaje violencia en Barcelona y la propuesta pepera de reforzar a los Mocetes de la Escuadra con policías nacionales y guardias civiles. Lógicamente, a esto se opone el ministro, porque un concejal socialista se ha hecho cargo de la seguridad ciudadana de la Ciudad Condal, y, en breves, se van a ver los resultados. Hasta entonces -que no sabemos cuánto tiempo abarcará los breves y en cuántos breves veremos los resultados-, que Dios acoja "confesaos" a los turistas en Cataluña, que entre los chorizos y otras tribus urbanas y los delincuentes de Arran, brazo armado de las Cups, lo llevan claro.

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