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sábado, 14 de septiembre de 2019

La barba de Cayetana

¡Pues qué quieren que les diga! Para mí que la brecha entre laPepé de las provincias del norte, las vascongadas, se ha ampliado después de la celebración del Congreso pepero de allí. Comenzó con el lastre de las afirmaciones hace días de la portavoz pepera en el Congreso de los Diputados, Cayetana Álvarez de Toledo, acusando a sus compañeros vascos de mantener una gran tibieza con los nacionalistas vascos. A la de Toledo le contestaron que mientras ella se movía ente moquetas los peperos de allí morían asesinados por ETA, por defender la Constitución.

Pues bien, ni la asistencia de Casado al Congreso popular ha servido para cerrar heridas o acercar posturas. Casado ha reconocido la foralidad de los vascos, principalmente, el cupo vasco, que tan mal sienta entre los demás españoles. Porque, miren, ya está bien de soportar discriminaciones. Si es tradición, como si no, es una prebenda que tienen los vascos y solo los vascos, que siempre, al final contable, salen ganando unos cuantos cientos de millones, que, al fin y a la postre, proceden de las arcas de todos los españoles.
Pese al reconocimiento y defensa de esa foralidad, Casado no ha hecho de menos a la "portavoza" pepera en el Congreso, Álvarez de Toledo. Y, a ver, que hay que tener en cuenta que en las últimas generales los peperos de Alfonso Alonso, el exministro, no lograron sacar ni un sólo diputado a Cortes en ninguna de las provincias vascas. Tampoco les fue mejor en la regionales y en las provinciales. Hasta el punto de que el exalcalde de Vitoria y vicesecretario general del partido, Javier Maroto, ha llegado al Senado, gracias a que se censó en un pueblo castellano-leonés y a ser elegido senador por las Cortes de Castilla y León, comunidad en la que gobierna laPepé. Todo un rollo, todo un lío, toda una trampa venial.
De todo ello, las acusaciones de Álvarez de Toledo sobre la tibieza de sus correligionarios en las vascongadas. Los electores no han querido peperos, porque se codean demasiado y con mucha tibieza con los nacionalistas, incluso, en algunas ocasiones, hasta con los partidos que apoyan a los terroristas etarras.
Por más que hayan querido Casado y el presidente pepero de los vascos, Alfonso Alonso, cerrar esa herida provocada por Álvarez de Toledo, lo único que han conseguido es un cierre en falso de la crisis que destapó y de la que se avecina una prolongación.
Casado reconoce los derechos forales de los vascos, pero no contradice a la nueva portavoz pepera en el Congreso, Cayetana. Mientras, Alfonso Alonso continúa con lo suyo: "la foralidad nos hace diferentes y somos distintos (...) La foralidad bien utilizada sirve para hacer más fuerte a España ¡Ya me dirán cómo se digiere eso! A todos los españoles nos agradaría una foralidad como la de los vascos.
Alfonso Alonso, en vez de poner cicatrizantes, lo que ha hecho es abrir una herida, no sólo con Cayetana, sino con otros muchos compañeros suyos de otras comunidades. Ha querido cerrar los desfases a la de porque sí: "Ni polémicas ni polémicos. Salís de aquí y se acabó esta broma, trabajando todos juntos". Y la remató aseverando que "no somos niños, somos políticos con toda la barba, con una misión y un objetivo que cumplir".
Allí estuvo, de cuerpo presente, el presidente nacional de laPepé. Ya nos contará, si es que quiere, si salió satisfecho del Congreso de los vascos. Seguro que la que no estará nada contenta será Álvarez de Toledo, porque se supone que, aunque política, no es una mujer barbuda.

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