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lunes, 14 de octubre de 2019

Volver a casa por Navidad

Bueno, pues si para esto se han tirado deliberando cuatro meses los siete jueces del Supremo, se podrían haber ahorrado el tiempo perdido. Han hecho lo mismito que Sánchez: todo un verano dando largas a la realidad para luego nada. Los que sí que han salido bien parados son los golpistas. ¡Joer! En total cien años de prisión, que se los reparten entre todos los condenados: el más afortunado, Oriol Yunqueras, el que pone el ojo donde pone la bala. Ya me dirán, le podían haber caído veinticinco o algo más y se ha quedado a menos de la mitad del camino.
En realidad, a los golpistas juzgados les ha caído el Gordo de la lotería de Navidad, porque para entonces algunos de ellos ya andarán rondando por las calles, buscando la ocasión para volver a hacerlo. Aunque Sánchez en su discurso de hoy ha querido tranquilizar al personal con que se van a cumplir las penas íntegras, eso no se lo ha creído ni el apuntador. Dense cuenta de que ahora los presos van a pasar a depender del loco presidente de la Generalidad catalana, que será este el dueño de las llaves de las prisiones donde se aloje a los golpistas condenados. ¡Como que el nazi va perder la ocasión, cuando el Supremo no se ha opuesto a los beneficios penitenciarios de los reos, pese a que la Fiscalía, que se lo olía, propuso que no se les otorgara el tercer grado hasta, al menos, haber cumplido la mitad de la condena!
Mal día para los fiscales del juicio a los golpistas. Es que el tribunal presidido por Marchena no les ha hecho ni puto caso. Ni ha seguido su recomendación de que los hechos que se juzgaban lo eran por rebelión, ni ha aplicado las condenas que solicitaban para los delincuentes y, para más menosprecio, ha dado el visto bueno a las redenciones de pena. ¡Mecachis! Las que estarán dando brincos de contentas serán las dos abogadas del Estado intervinientes en el juicio. Para nada que hicieron, todo lo que pedían o casi todo se ha aproximado bastante a lo que quería Sánchez y ellas solicitaron. Acaso sea pura coincidencia el veredicto del tribunal.
Sin embargo, ya ven, los independentistas secesionistas parece que se han tomado a mal las condenas, mitigadas al máximo. ¡No saben, no entienden! Todo el día han andado pululando por la comunidad autónoma española de Cataluña. No es que hayan estado más comedidos, sino que a lo que parece los Mocetes de la Escuadra -los traidores del UnoaCero- han estado más avizores. Así y todo han cortado carreteras, vías del ferrocarril y han obligado a suspender más de cien vuelos del aeropuerto de Barcelona -eso no es violencia-, donde los mocetes han cargado varias veces contra ellos, porque ellos protagonizaban actos de violencia. Hasta han hecho correr la voz de que iban a colapsar el aeropuerto Adolfo Suárez-Barajas en Madrid, con más de mil doscientos vehículos.
Los principales protagonistas de las algaradas callejeras, como siempre, los de las CUP y los CeDerrés. Valientes ellos, que propinaron buenos golpes a una anciana que portaba una bandera española. Pero eso no tiene importancia. Son alteraciones del orden público; nada de violencia. Lo mismo en lo que se basa la sentencia del Supremo para no considerar los hechos juzgados como rebelión. ¡Como dice el Alto tribunal que no hubo violencia! Bueno, algo reconoce que sí hubo, pero no suficiente. ¡Para que nos enteremos!
Lo único positivo de la sentencia del Supremo -no para los condenados, que se pueden dar con un canto en los dientes, sino para los demás- es que el tribunal ha reconocido que no existe el "derecho a decidir", o sea, que no hay república, que la república no existe. ¡Imbéciles! A ver si se entera laPescadera, alcaldesa de Barcelona, y el de extrema izquierda podemita, elPabloManué, que en cuanto conoció la sentencia mando un cariñoso y afectuoso saludo a los familiares de los delincuentes, ya condenados. Eso no lo ha hecho jamás con los familiares de los asesinados por la banda etarra, la de su amigo el terrorista Otejjji.

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