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jueves, 5 de diciembre de 2019

Los chorizos, a curar en la calle

Nos amoló, pero bien "amolaos", el juez Marchena. Nos despistó a todos -por no decir nos mantuvo engañados- durante el proceso a los chorizos catalanes golpistas. Claro, hombre, por buscar la unanimidad de los miembros del tribunal en la sentencia le dieron por donde se comienzan los sacos al juez instructor, del caso, Llarena, a los cuatro fiscales del Estado que intervinieron en el juicio y, por supuesto, a la ciudadanía: nos hundió en la miseria moral. Para que en Bruselas no le dieran la bulla, Marchena rebajó la calificación del delito de Rebelión al de Sedición. En total, ni cien años suman de prisión para todos los culpables. Por esto los vándalos de los Cederrés mantuvieron Cataluña en jaque durante más de una semana, en la que ardió Barcelona.

Los incívicos nacionalistas-independentistas, que ejercieron la violencia con la sonrisa en la cara dura, estaban apoyados por el nazi xenófobo presidente de la Generalidad. ¡Hasta el energúmeno ese participó en la revuelta cortando carreteras y una de sus hijas en el intento de descarrilar trenes! ¡Familia de chorizos! Pero, ya los ven. Velahí tan panchos. Si a alguno de nosotros se nos ocurre hacer algo similar, tengan por seguro que, de momento, iríamos al trullo. Seguro. Pero no sólo eso, si se nos ocurriera ejercitar la violencia como han venido haciendo siempre que les ha apetecido los Cederrés, vamos que ni asomábamos cabeza. Porque, siguiendo su fórmula, tendríamos que haber salido a hacer salvajadas el resto de los españoles por el hecho de que el tribunal considerara el Golpe de Estado como una sedición y no como una rebelión. 
Y todavía más, con más motivo, porque la Sala del Supremo que juzgó a los golpistas desoyó la petición de la Fiscalía para que prohibiera cualquier tipo de salida de prisión de los condenados hasta que no hubieran cumplido, al menos, la mitad de la pena. ¡Increíble el rechazo por parte del Tribunal, que presidió el juez Marchena! Ahí tenemos las consecuencias. Los chorizos catalanes podrán salir de prisión en menos de quince días. ¡Inaudito, pero cierto! Al tener la Generalidad la competencia en prisiones dentro de esa comunidad autónoma española, los van a "catalogar" desde las instituciones catalanas, de tal manera, que, como ya hicieron y ensayaron con el chorizo de la mafia de los Pujjjol, puedan salir de prisión y solo acudan a ella para pernoctar. ¡Es indignante! Ni indultos ni amnistías les hacen falta.
Es más, ya en dentro de la prisión, viven, pese a que lo niegan las autoridades carcelarias, como marqueses, en celdas de privilegio, situadas en un lugar con vista a la calle. Es más, y eso tampoco lo pueden negar las autoridades carcelarias catalanas, reciben al día algunos de los condenados, al menos, once visitas en Lledoners. No les da tiempo ni para asumir que son reos; más bien, todo lo contrario, seguro que se consideran importantes en sus reinos de taifas.
Pero, si es que hasta los visitan y rinden pleitesía los líderes sindicales, de los sindicatos a nivel el nacional, elPepe (de UGT) y elUnai (de las Comisiones Obreras). ¡Que ya me dirán qué coño pintan allí esos dos pollos! Pues, ni más ni menos que rogarle al republicano elYunqueras que apoye a Sánchez en su Investidura como presidente del Gobierno de España. ¡La parió!
Mejor se preocupaban esos dos angelitos maniobreros -que no obreros- de poner orden en sus propios sindicatos y atender a los trabajadores. Que miren, ya ha imputado el juez a varios sindicales andaluces, entre ellos al secretario general de la UGT en Andalucía, por haber choriceado más de cuarenta millones de euros -que se dice pronto- para cursos de formación y que estos han desviado, todavía no se sabe a dónde. Pero, claro, como con lo de los EREs fraudalentos de laPesoé, eso es agua pasada y, para mayor abundamiento como afirma Sánchez, "no hay nada más que decir". O sea que ya está dicho todo. Pues, ojo, que parece que el marido de la expresidenta andaluza, puede estar implicado en subvenciones ilegales de la Junta andaluza, cuando, precisamente, era su esposa, Susana Díez, quien la presidía.
En este país están sucediendo cosas que no pueden ser y, como no pueden ser, no deben ser.

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