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sábado, 25 de enero de 2020

La película negra del Gobierno


Asegura el ministro Ábalos que él llegó para quedarse. ¡Nadie lo duda, hombre! Lleva en la política tanto tiempo que ni se acuerda. Como para que alguien lo eche a las primeras de cambio. Sigue los pasos del presidente del Gobierno: antes muerto que "sensillo", y si hay que atacar por la espalda y con puñal a laparió, eso está hecho. Y de poco, o prácticamente nada, sirven las protestas de Casado o de Arrimadas o de Abascal. Ni la disconformidad manifiesta de Felipe González. ¡Él a lo suyo, que, además le viene muy bien a laPesoé y al Gobierno progresista una nueva cortina de humo, auspiciada por los comunistas!
Esto de Guaidó y la secuencia de la número dos de Maduro se pasará, y será pronto, en cuanto el líder y presidente de Venezuela se las pire de España. Da igual que lo haya recibido el primer ministro británico o el francés. Aquí, con que le dé la bienvenida la nueva dindundi de Exteriores, todo arreglado. Habrá sido la oposición desde la Comunidad de Madrid quien haya reconocido a Guaidó como presidente. ¡Una anécdota! De que sea así se encargarán la televisión pública y los canales y medios de comunicación afines al Gobierno Sánchez, que son la mayoría.
Y a otra cosa mariposa, que quedará para la memoria, para utilizar en caso de necesidad, si Ábalos parlamentó o no con la "dulce Delcy", la que llama a elCetapé "mi príncipe". O que si Ábalos subió al avión donde viajaba la acusada por la Unión Europea de crímenes de lesa humanidad o si ésta pisó suelo español y permaneció algún tiempo en una sala del aeropuerto de Barajas. En cualquier caso, a la "dulce Delcy" se le debió prohibir, desde el primer momento, que ni tan siquiera volara en un avión por espacio aéreo español, ni por el español ni por ninguno de la Unión.
Todo ha sido una historieta de película de cine negro, con Ábalos como protagonista, que estuvo en el aeropuerto madrileño hasta altas horas de la madrugada, que se entrevistó con una acusada por crímenes en Venezuela, que ésta bajó del avión y se instaló en una sala de Barajas, que no debió ni tocar espacio aéreo español. Y va Ábalos e implica al ministro del Interior en el asunto, a Marlaska, que dice que éste lo llamó para que no permitiera a la venezolana bajarse del avión, mientras que los allegados a Marlaska afirman que fue Ábalos quien llamó al del Interior. Vamos, que ni los de la CIA.
A todo esto, habló del embrollo quien ya tenía que haber hablado hace más de veinticuatro horas. Sánchez va y avala la actuación de Ábalos, que, al parecer, evitó un grave conflicto diplomático. ¡Si él lo dice! Y como seguramente será mentira, se queda tan pancho. Él, pero también Ábalos y Marlaska. Y hasta elCetapé, que presume de apoyar a Sánchez en su decisión de no recibir a Guaidó y chulea también de haber viajado treinta y ocho veces a Venezuela, y, como dicen los periodistas de ese país, "un tonto que viaja treinta y ocho veces es un tonto viajado".
Pero, más contentos que nadie, los socios del Gobierno progresista, los comunistas del podemita elPabloManué. Ahí sí que les ha salido bien la jugada. Han tirado la piedra y han escondido la mano. Sánchez se ha visto obligado a hacer lo que ha hecho y como lo ha hecho por la presión que le ha metido su socio preferente y preferido. El comunista ha mejorado más aún su relación con el comunista que se considera presidente venezolano, Maduro. Esto se puede traducir, en corto y medio plazo, en un mayor poder adquisitivo de los podemitas.
Pero, todo este cortinón, que se han montado desde el Gobierno, no tapa la realidad nacional y la desobediencia, una vez más, del nazi xenófobo de la Generalidad catalana. Ni, por supuesto, la intención de Sánchez de reunirse con un delincuente para tratar asuntos de Estado. Para eso, que se vaya también a Lledoners, a visitar al también delincuente Yunqueras. Quizás no haya descartado esa posibilidad. O cuando este salga en breves de prisión por la influencia de la nueva fiscal General del Estado.

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