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miércoles, 29 de enero de 2020

Moncloa impone la "ley del silencio"

Con lo que le gusta hablar y abroncar a los periodistas, el ministro de los Transportes no ha vuelto a decir ni pío desde hace unos días. Como dijeron des Moncloa que el asunto de la vicepresidenta de Maduro -más conocido como el "caso Ábalos"- se daba por zanjado, pues todos amén; todos a callar. Ábalos, el primero. Los medios afines a laPesoé, también. A los de laPepé ni se les oye, ni se les espera, porque no saben por dónde atajar a Sánchez y a su Gobierno de "progreso". ¡Pues, anda que no hay por dónde meter mano! Están los peperos faltos de ocurrentes y de ocurrencias.
Lo del "caso Ábalos" -a la sazón secretario de Organización de laPesoé, uno de los mandamases del partido después del secretario general, Sánchez, y la presidenta del mismo, Narbona- no se puede quedar ahí; hay que pincharlo por todas partes, hasta que se desinfle o reviente. Porque es que cada vez que alguien de laPesoé hace declaraciones sobre el mismo mete más el pinrel.
Por eso, el punto en boca de Ábalos y el punto y final al caso que quiere imponer desde La Moncloa. Pero si es que hasta el comunista podemita elPabloManué, elViceSegundo del Gobierno de Sánchez, no quiere ni decir palabra del asunto. Sí se sabe, porque al final todo se termina sabiendo, que el podemita le ha jurado y perjurado a Sánchez que él nada ha tenido que ver con la visita a España de la "dulce Delcy" y que, como le dijo el primer día, mantiene su lealtad intacta; aunque, no ha dicho hasta cuándo.
Ahora se ha sabido que la acción y el servicio impagable prestado por Ábalos a España en el caso que lleva su nombre, fue evitar que la policía española detuviera y expulsara a la venezolana. O sea, que evitó un conflicto diplomático con Venezuela. Lo que todavía nadie ha explicado es quién autorizó que el avión en el que viajaba la "dulce Delcy", acusada por la Unión Europea de crímenes de lesa humanidad, sobrevolara tan siquiera el espacio aéreo español y que, para remate, aterrizara en Barajas y, para más rechufla, se pasara unas cuantas horas en una sala vip del aeropuerto.
Todo fueron despropósitos en esa noche aciaga, en el aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas. Y todas las explicaciones que dio Ábalos -hasta seis versiones distintas- y las que se dan desde Moncloa son dos despropósitos juntos. Lo que sí parece una realidad -pese a las confesas lealtad del podemita de La Moncloa- es que el comunista tenía planificada una reunión entre la "dulce Delcy" y el presidente del Gobierno, Sánchez. Y éste sin enterarse. No sabe Sánchez a quién ha escogido como compañero de camino. El podemita -y su inculta e ignorante compañera, laMontera- se la van a plantar en cuanto les venga en gana. Son dos pillos, criados en asambleas de barrio y de facultad. Son dos pillos asesorados por el comunismo de Rusia, de Irán, de la Bolivia de Evo Morales y la Venezuela de Chávez y Maduro.
Y algo se le está pegando ya a los comunicadores de Moncloa, que tratan de imponer "leyes de silencio" a los barones socialistas. Así lo ha denunciado García Paje, el socialista presidente de Castilla-La Mancha. No se va a dejar amedrentar por los impositores de los "silencios" de su partido, ni de La Moncloa, con respecto a la reforma del Código Penal y en la nueva definición y rebaja de penas de los delitos de sedición, lo que beneficiaría a los golpistas. ¡Faltaría más! A ver cuántos barones se enfrentan a Sánchez por esto y por todo lo demás. El de Extremadura, Vara, parece que siente dolido por el aumento del Salario Mínimo Interprofesional, que le ha restado puestos de trabajo allí, y votos. Se supone.

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