Y los sueños sueños son

Nos damos por enterados. Ya sabemos, por obra y gracia del Instituto de la Historia de Cataluña, que don Pedro Calderón de la Barca era catalán. Después de tanto tiempo, los historiadores catalanes, formados en la fragua de Pedro Botero, nos han descubierto –bueno, lo han descubierto ellos para ellos- que el de La vida es sueño, y los sueños sueños son, que el madrileño dramaturgo, era, en realidad, nacido y vecino de Cataluña. Sigue así don Pedro la estela de Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Santa Teresa de Jesús y Ahumada y hasta el mismísimo Cristóbal Colón, de los que dicen los analfabetos que se consideran historiadores catalanes que todos esos personajes eran de allí. Pero, poco pararon por esos lares.

Esto es así porque así lo quieren los fabulistas catalanes, los cuentistas de la Historia y del Conocimiento. ¡Qué más les da! La mafia golpista catalana tiene extendidos sus tentáculos por todas partes. Y lo mismo les da sacarse tres palomas que cinco de la misma chistera, tres escritores y cuatro descubridores, por ejemplo. Es el arte –nada artístico- del engaño y de la infamia en vivo, en directo, sin ningún tipo de vergüenza. Ellos se lo guisan y ellos pretenden que los demás nos lo comamos. Pero, para que se enteren, jamás hubo tontos en Sayago. Donde sí parece que los hay, y a raudales, es entre ese tipo de catalanes mentirosos, que se engañan a sí mismos y engañan, como a miserables, a los ilusos independentistas.
Es el arte, cochino, de aquellos que hacen lo que se les viene en gana, hasta llegar a plantear un Golpe de Estado y desobedecer de manera continua todas las leyes que no les gustan. Se las pasan por la entrepierna y luego exigen a todo un país, a un Estado como es España, que se someta y cumpla las leyes de Europa. Pero España nunca las ha desobedecido, por más que se empeñen los golpistas en hacer creer lo contrario. Los belgas y los alemanes, sí.
Lo que ha sucedido es que el prevaricador presidente del Parlamento Europeo, un socialista italiano, se saltó las leyes españolas y no le ha quedado otro remedio que reconocerlo y aceptar que el golpista republicano Yunqueras no es un europarlamentario desde el tres de enero, como dictaminó la Junta Electoral Central (JEC) y ha ratificado el Tribunal Supremo. Por esa misma razón, el Parlamento Europeo, o más bien su prevaricador presidente italiano, debería hacer lo propio con elPuchi y su compi Comín.
El socialista debería expulsarlos de la Eurocámara, porque accedió a acogerlos como eurodiputados solo porque el Tribunal Europeo reconoció al golpista Yunqueras como eurodiputado, pero no esperó al pronunciamiento de la Junta Electoral Central ni al aval que ésta ha recibido del Tribunal Supremo español. El socialista italiano ha acogido, a sabiendas, a dos delincuentes, prófugos de la Justicia española, de la Justicia de un país miembro de la Unión, que están en busca y captura por un delito de máxima gravedad, como es, ni más ni menos, un Golpe de Estado.
Por su parte, el Gobierno de España, y en su caso o defecto, su presidente, Sánchez el de laPesoé, debería hacer cumplir la Ley a los “mandamases” catalanes, independentistas y golpistas. Los dos, el nazi xenófobo y el brazo tonto de los independentistas, el presidente del Parlamento catalán han iniciado el desafío al Estado de Derecho, como hicieron sus coleguis, hoy en prisión. Se pasan, como digo, todas las leyes, dictámenes y sentencias por el forro. El Tribunal Supremo ha avalado la inhabilitación del nazi como parlamentario del Parlamento catalán,  avalando a la JEC, que fue condenado a año y medio de inhabilitación y a treinta mil euros de multa por desobediencia.
El nazi se refugia en el Parlamento de la comunidad autónoma española de Cataluña y asegura que España le está dando a él un Golpe de Estado, mientras que el “tonto del brazo” de los independentistas, el presidente del Parlamento autonómico, asegura que, pese al Tribunal Supremo, el nazi neandertal continúa en posesión del acta de parlamentario regional. Ambos se la están jugando, están desobedeciendo, y sobre ambos ha de caer, con toda su fuerza, todo el peso de la Ley, como cayó sobre sus compañeros golpistas.