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miércoles, 26 de febrero de 2020

Las autonomías, obligadas a apretar

Y en la "mesa de despiece" del Estado Español estuvo ausente el cowboy podemita, el comunista y ViceDos del Gobierno de Sánchez. Decían, sin mucho convencimiento, que padece una afección de garganta. ¡Tendrá que presentarle a Sánchez el justificante médico correspondiente! A una reunión de este tipo es pecado que no asista el comunista, aunque solo sea de oyente, como lo hacía Alfonso Guerra a los consejos de ministros del Gobierno de Felipe González. Sánchez no ha querido sustituirlo interinamente por nadie, por lo que la legación catalana era superior en número a la del Gobierno de España.
Ha sido la reunión de esta "mesa del despiece", como la calificó por la mañana el jefe de la oposición, el pepero Casado, la más humillante que para España y todos los españoles haya podido existir, con más delincuentes juntos alrededor de una mesa en el palacio de La Moncloa, la residencia oficial del presidente del Gobierno de España. Por un lado los golpistas catalanes, con lazos amarillos, y alguno hasta procesado por la rebelión, y, por otro, los delincuentes potenciales del Gobierno de Sánchez, que comienzan a pisar la línea roja de la traición a España.
Sánchez continúa empeñado en menospreciar a los españoles dando cabida en La Moncloa a los independentistas-golpistas catalanes y dando trato de jefe de Estado al nazi xenófobo presidente de la Generalidad catalana, con un recibimiento inusual y cinematográfico en los jardines de Moncloa y, sobre todo, cediéndole la sala "grande" del palacio para dar su rueda de prensa, sala que está reservada solo para las personalidades internacionales y, acaso, para el jefe de la oposición.
Al final, ná de ná. Porque el neandertal catalán confesó que el Gobierno no había dado respuesta a sus pretensiones de autodeterminación, amnistía para los delincuentes golpistas encarcelados y la figura del relator en la mesa de negociación, que se reunirá mensualmente y, cada seis, en un Pleno de la misma. O eso dijo la portavoz del Gobierno de España, que parece que no se enteró bien de la dinámica de las reuniones de las mesas mensuales y de la del Pleno. Tampoco nos enteró la portavoz de la postura del Gobierno de Sánchez sobre las peticiones del nazi. No la dijo en la rueda de prensa, por cierto una intervención la de la portavoz farragosa, confusa y con pésima pronunciación del español.
Lo que está más que claro es que Sánchez pretende, ante todo, que los golpistas catalanes apoyen la aprobación de los Presupuestos, y que después ya se verán todas las cesiones que hará a los golpistas, que serán muchas. Porque, si no, todo se resume de manera muy breve: cumplan ustedes las leyes como las cumplen los demás, y que es su obligación, y déjense de autodeterminaciones, amnistías y relatores. Pero, no, Sánchez les dará lo que quieran y más, que es muy fácil disparar con bala de rey, y como él se cree que lo es o que lo será, todo hecho. Los demás, las demás comunidades autónomas que cumplen con las leyes y los dictámenes judiciales, que se jodan. Claro, hasta que llegue el momento en que a algunos se les comiencen a inflar las narices y comiencen a apretar.
Y, por favor, que aparten de la política al fray Bailón catalán. Que alguien lo quite, que está haciendo un daño tremendo a todo el país, instando e instigando al Gobierno de Sánchez para que conceda la amnistía a los delincuentes golpistas. Es un estorbo para España y una rémora para los socialistas.


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