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sábado, 14 de marzo de 2020

El gran país que somos

Ellos tenían que ser, sí, los vascos y los catalanes o más bien un presidente delincuente catalán inhabilitado, nazi y xenófobo, y otro que le sigue los pasos, blanqueador de los asesinos de ETA y para quien los asesinatos de niños por etarras son daños colaterales. Ellos tenían que ser, los que más dinero del Estado se llevan -España no les roba, no, Pujjjol les robo millones de euros-, a quienes se ha facilitado, desde el franquismo y hasta la actualidad, la implantación de grandes empresas, es decir trabajo y riqueza. Ellos tenían que ser, sí, los más egoístas y los más insolidarios. Impresentables, sí, pero, mal que les pese, españoles.

Menos mal que el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, les ha dejado claro que en estos momentos de Alarma, es el Gobierno Central quien se hace cargo de la situación en España, en toda España. Aunque tarde, perdiendo tiempo y no como debería ser, particularmente en el aspecto económico, el socialista presidente se hace con las riendas del poder y ahora, lo que hace falta es que lo ejerza con contundencia, con el respeto que se le supone a la Constitución.
Ni 155 encubierto, ni imbecilidades que aducen los presidentes catalán y vasco. Un estado de Alerta necesario y obligatorio. Sánchez cuenta con las prerrogativas que le otorga la Constitución y con el apoyo de la oposición, principalmente de laPepé de Casado.
Pero, no es necesario que el presidente Sánchez mienta para encubrir a su socio de "progreso", el comunista elPabloManué. Porque a todos nos ha llegado que una de las razones del enorme retraso en la finalización del Consejo de Ministros se ha debido a la oposición que le ha planteado su socio el comunista, que pretendía que las comunidades históricas, Cataluña y provincias vascas, actuaran en esta lucha con entera independencia y a su bola. El comunista, aparte de que demuestra su analfabetismo histórico, pretendía una España de dos velocidades. Quería el comunista un referéndum sin autorización ni celebración y un derecho a decidir que no existe. Quería el comunista comenzar a romper España. Como vil y comunista quería aprovechar una desgracia para romper España.
Tampoco se ha podido ocultar que el comunista podemita -que ha asistido al Consejo de Ministros desobedeciendo las medidas de seguridad sanitarias, es decir, de manera ilegal y que puede haber contaminado a todo el Gobierno del coronavirus- lo que buscaba también era tener protagonismo para su partido en esta pandemia. Porque, ciertamente, Sánchez lo ha relegado, afortunadamente, al último de la fila. El peso y la responsabilidad para combatir la pandemia del coronavirus recae, además de en Sánchez como presidente del Gobierno de España, en los ministro de Sanidad -Illa-, de Defensa -Robles-, de Interior -Marlaska- y de Transportes -Ábalos-, todos ellos de laPesoé.
El comunista ansiaba protagonismo para él o para su partido y eso lo ha llevado a saltarse a la torera la prohibición médica, que estaba en cuarentena. Y por esa oposición del comunista Sánchez no ha aprobado ni expuesto en su intervención los aspectos económicos que desarrollará el Gobierno en esta situación. Los ha aplazado para un próximo Consejo, para el martes.
También ese día buscará el protagonismo el comunista. Sánchez no deberá permitírselo bajo ningún concepto. Si cede a las pretensiones del podemita la habrá pifiado. Si Sánchez fuera inteligente, forzaría una crisis de Gobierno, expulsaría a los podemitas del Gobierno -que no es tarde-, prescindiría de los impresentables vascos y catalanes y pactaría con laPepé de Casado un Gobierno de Salvación, no sin antes darle qué hacer al Ejército, junto con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y policías autonómicas y locales, máxime cuando el infame y delincuente catalán inhabilitado está amenazando ya al Estado.
El gran país que somos se lo agradecería y lo apoyaría, como ha apoyado a los sanitarios esta noche con un aplauso unánime y emocionante, por la gran labor realizada en la lucha contra la pandemia. Sí, reconocimiento a todo el cuerpo sanitario de todo el país, menos al puto enfermero comunista-podemita Guillén del Barrio, al que habría que llevar ante los tribunales por fraude y falsedad.

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