Traductor

Buscar en este blog

lunes, 30 de marzo de 2020

La tentación absolutista del poder

Vaya, hombre, parece que la oposición, laPepé de Casado, comienza a reaccionar. ¡Ya era hora! Sí, de que se deje sentir, oír, que para eso es oposición. Desde esto de la pandemia, los peperos se nos han quedado ahí, arrinconados y en silencio. Y es que no se han dado cuenta de que la "fiesta" también va con ellos; es más, tiene que exigir al Gobierno socialcomunista que, ya que no le da participación, al menos que lo mantenga informado, y que lo informe de manera veraz, cierta. Porque dice Casado que no va a apoyar el desastroso decreto ley que ha lanzado Sánchez restringiendo los movimientos ciudadanos y la producción.

Casado se ha "desmelenao" y ha califico a Sánchez de "desleal". ¡Manda güevos! Y no se equivoca. Sánchez se ha tomado las leyes de su mano y ya ni consulta a la oposición, ni a las Cortes, en general. Como todo lo que decide, él y su socio el comunista bolivariano podemita, es cuestión de Estado; ellos deciden -a saber cuál de los dos- y se lo sirven cocido a los diputados. Como es cuestión de Estado, vende el Gobierno que el que no lo apoye, sin condiciones, es un antipatriota.
Y no es eso, hombre, no es eso. El gran fallo de la oposición, de Casado, de sus anodinos asesores, fue darle carrete a Sánchez para que decidiera a su antojo el futuro de todo el país, sin dar discuentos a nadie, en tiempos de la guerra contra el coronavirus. Casado, sí, como hombre y dirigente de un partido político de Estado y de Gobierno, debió brindar el apoyo a Sánchez, pero con condiciones. Condiciones razonables y razonadas, sabiendo cómo se mueve esa gente y, sobre todo, el comunista-chavista elPabloManué, que parece tener "acojonao" a Sánchez.
Ahora llegan las consecuencias. El Gobierno de Sánchez, sin encomendarse a nadie, ha vuelto ha decretar nuevas medidas restrictivas al movimiento de los ciudadanos. Quizá sean necesarias y urgentes; puede que anticonstitucionales. Pero son unas medidas que se pueden presuponer como preámbulo a un cierra total del país. Que quizá, también, puede que sea necesario. Pero qué menos que consultar a la oposición, a los empresarios, incluso, aunque ofrecen poca credibilidad, a los sindicatos. Este apretón de tuerca, el no permitir acudir a su puesto de trabajo a los que no considera como necesarios puede implicar fuertes desbarajustes económicos.
Vamos que, políticamente, podría haber consultado antes a los partidos políticos, y, por lo que se refiere a los aspectos económicos, a los empresarios y sindicatos. Pero, a Sánchez ya le da igual todo. Pasa de todos. Solo sabe pedir unidad y apoyo mientras sigue haciendo campaña, pero sin consultar, sin pedir opinión, un consenso. Se habría encontrado, seguramente, con muchas ideas, que, es obvio, desconoce por su bisoñez y su baja preparación. Pero esto es la vida real, una situación crítica que no se puede resolver como si estuviera copiando una tesis doctoral. Así ha salido el decreto: una chapuza, con una obligada moratoria de veinticuatro horas para su entrada en vigor. Un decreto que ha causado desasosiego entre los que hoy no sabían si tenían que ir o no a trabajar y entre los empresarios, y entre algún que otro dirigente sindical con dos dedos de frente.
Al final, ya se las arreglará el Gobierno para salir airoso de la pandemia y de la gestión de la misma. Ojo, pues, al dato los de la oposición. En esta guerra vamos a perder todos, pero sobre todo el Gobierno su dignidad. Estamos gobernados por unos chiquilicuatre sin preparación alguna, salidos, algunos de las añoranzas de las asambleas de planta baja de Facultad -que ni vivieron-, en las que ellos serían ahora los de la "social". Lo grave es que ocupan las poltronas de Gobierno, con el peligro que eso conlleva. Puede, como digo, salir airoso el gobierno socialcomunista, pero a qué precio: miles de muertos y un país en quiebra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentar con respeto