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martes, 31 de marzo de 2020

Un país sin muertos

Ya se necesita tener cara dura. El podemita y comunista de extrema izquierda se regodea en televisión y justifica la actuación del Gobierno, del que es ViceDos, citando el informe de un instituto británico, el Imperial College de Londres, que asegura que las medidas de prevención en España han salvado la vida de 16.000 personas. Es decir que sin el cierre de colegios, la prohibición de reuniones masivas y el confinamiento el número de contagiados y el de muertos no sería el que es, más de ocho mil ya. Es decir que, por las cuentas del College, en España el número de muertos por el coronavirus podría ser de veinticuatro mil.
El comunista, elViceDos se quedó más ancho que largo para darse el autobombo. Pero, claro, como los ciudadanos somos tontos lo primero que pensamos fue al revés. O sea que si esas medidas se hubieran adoptado cuando los organismos internacionales de Salud y Sanidad avisaron al Gobierno de la pandemia que se avecinaba -enero, febrero y marzo- no se habría producido ni una sola muerte. Claro, en efecto, era lo que aseguraba Fernando Simón, que si acaso tendríamos algún que otro contagiado; cosa de nada.
Eso habría sido así si se hubiera actuado desde el Gobierno con rapidez, con premura, con previsión y Simón hubiera advertido del peligro y no hubiera incitado a acudir a la manifestación del 8M, como hicieron todos los miembros del Gobierno, de laPesoé, los podemitas y toda la izquierda mediática, hasta la comunista Cristina Almeida -que, por cierto, en dónde se ha escondido-, que más o menos insultaba a todo aquel que se opusiera a la celebración de la marcha feminista. No solo eso, sino que tampoco se suspendieron partidos de fútbol, conciertos, viajes, ni concentraciones políticas -como el congreso de Vox-, ni se hizo control de entradas y salidas del país y un largo etcétera. En una palabra: nada. No se hizo nada hasta después del 8M.
Y va y coge y dice el sinvergüenza comunista que nos hemos "ahorrado" dieciséis mil muertos. Todo gracias a las medidas gubernamentales, pero -se lo calla el mezquino- adoptadas tarde y mal y sin medios para los sanitarios, Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y Ejército. O sea, que el muy anormal está facilitando pruebas para los juzgados, para cuando llegue la salida, donde es muy probable -o al menos así debería de ser- se encuentre el Gobierno con miles de denuncias y querellas, principalmente por prevaricación, es decir, porque no actuó como debía cuando sabían los del Consejo de Ministros que estaban haciendo y provocando un mal: miles de contagiados y miles de muertos a causa de su desidia en la guerra contra el coronavirus.
El podemita comunista se fue creciendo en su intervención televisiva, porque se daba cuenta de que estaba quitando todo el protagonismo a su presidente y camarada de Gobierno, Sánchez. Se hizo dueño de las propuestas populistas que aprobó el Consejo. Achacó a la oposición estar haciendo política de la crisis, y es él el primero que se apunta a ello. Es más, estuvo chulo, se consideraba un compatriota -éste cuya única patria es la dictadura- y acusó a la oposición de incongruente. Eso sí, le tendió la mano, como si fuera el verdadero presidente del Gobierno de España, ninguneando a su socio, Sánchez.
Lo peor llegó al final, o cuando auguró un desenlace final en esta crisis: que no se me mueva nadie, al estilo chavista del "exprópiese", que aquí vamos a terminar nacionalizando todo lo que sea necesario por el bien de la patria, porque estuvo muy patriotero el tipo: nacionalización de la banca, de las eléctricas, de los medios de comunicación y de todo lo que se le ponga al capullo por delante.

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