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miércoles, 18 de marzo de 2020

Un tramposo en tiempos de guerra

Al igual que agobiante comienza a resultar el estar confinados en las casas, no es menos el ahogo a que nos someten durante todo el día los medios de comunicación adeptos al poder, al Gobierno, que son una gran mayoría. Nos tienen hasta el moño tratando de justificar todas las acciones emprendidas por Sánchez y sus socios comunistas. Hay mucho, pero mucho paniaguado y pesebrero. Es su problema, pero, por favor, que nos dejen de dar la murga. Sánchez se apoya en ellos para no expresar ni un mísero lo siento o pedir una mínima disculpa, por lo que haya podido hacer mal.
Más bien todo lo contrario. Sánchez anunció el martes, a bombo y platillo, un "desmelene" de doscientos mil millones de euros, para paliar los males sociales y económicos que está provocando el coronavirus. Nos vendía los millones como el que vende motos, lo que coreaban y de lo que se hacían eco los medios adeptos, sin saber tan siquiera de lo que hablaban. Igualmente subía la Bolsa, pero al día siguiente se afogonaba. Se comenzaba a conocer la letra pequeña del decreto ley de Sánchez, pero, aún un día después no se conoce todavía el desarrollo de toda la ley. Mucha letra pequeña continúa oculta, en los remedios de esta guerra contra le coronavirus.
Era de esperar que la oposición destapara en el Congreso las trampas de Sánchez. Pero ni eso. La oposición no llevó la lección preparada. El jefe de la oposición, Casado, se limitó a pedirle a Sánchez un poco más de humildad y a ofrecerle lealtad, que supiera que "no está solo" en estos momentos, que lo iba a apoyar en esta guerra, más que lo que pudieran hacerlo sus socios de Gobierno, elViceDos y comunista elPabloManué y los que le facilitaron su llegada al mismo: los traicioneros de laPeneUve, el terrorista Otejjji y los golpistas catalanes.
Si Casado hubiera desgranado y puesto al descubierto el origen de los doscientos mil millones de euros, no habría hecho nada de más. Habría cumplido con los deberes y con su deber. No habría sido desleal con Sánchez y sí habría abierto, por contra, muchos ojos y oídos. Pero, no. Se limitó a lo dicho. Y se fue tan contento. O no.
Casado pasó por alto los doscientos mil millones de euros y su procedencia. Porque ya que Sánchez no lo explicó ni cuando se ufanaba de la cantidad global de su "plan de choque", "la mayor movilización de recursos económicos de la historia reciente de España", una "medida sin precedentes", ni en el Congreso de los Diputados. Con el paso de las horas vamos conociendo que de los doscientos mil millones cien mil millones serán una línea de créditos del ICO avalada por el Estado, que podrán solicitar y devolver las empresas, con lo que el Estado puede que no se gaste ni un duro. Otros 83 mil saldrán de "activos privados", por lo que tan solo 17 mil saldrían de las arcas del Estado, aunque, en realidad, solo desembolsará cinco mil millones e los Presupuestos del Estado.
Esta es la lección que no llevó aprendida Casado o no se atrevió a exponer. La lección a Sánchez, el desenmascararlo, no era óbice para brindarle el apoyo, por cuestión de Estado. Él sí que habría quedado como un verdadero hombre de Estado. Pero, se la dejó colar Casado y, una vez más, perdió otra ocasión de quitarle el antifaz a Sánchez. Como se ha dejado colar el decreto ley -ilegal, por cierto, de rango inferior a una Ley ya existente- sobre los órganos de control de los servicios secretos españoles, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), en donde Sánchez ha colocado a su socio el comunista podemita. A partir de ahora Maduro y Putin tendrán puntual información de los secretos de la inteligencia española. 



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