A Sánchez, Hermano Mayor, no le pesan los muertos

Si lo decía hace unos días el ministro lumbreras, Garzón, el del Mus, que el Gobierno estaba "desbordao". Y, miren, aunque tonto, el tipo tenía razón. ElPresiSánchez -al que le han pintado más canas, a lo González, no lo podía disimular. Cuando Casado intervino en su turno de réplica, Sánchez se dio cuenta de que no le llegaba al de laPepé ni al tacón de los zapatos. El popular le dio un baño -no de masas, precisamente- en argumentos y en verdades. Eso, en realidad, le resbala a Sánchez. Lo que le dolió al de laPesoé fue que tras sus insultos a laPepé y los de su "portavoza", Casado -además de vapulearlo políticamente- le dio una lección de humildad, de saber estar, de expresarse y de educación.

No llega, Sánchez, no. Ni sabe, ni puede, aunque quiera. Nació pillo, y así sigue. Los pillos engañan y mienten, pero se les coge antes que a un cojo. Toda su vida ha sido la de un pillo: no destacó en baloncesto, porque era un manta, aunque alguna putadica sí que le armó a más de uno de los compañeros de equipo, realizó unos estudios universitarios, donde tampoco destacó como estudiante -un normalillo- y presentó una tesis doctoral, que plagió con el mayor descaro. Pues como todo eso, así le pesan a Sánchez los quince mil muertos y los miles de contagiados por el coronavirus

Con lo de la tesis plagiada ya era para que se hubiera retirado de la política, no sin antes pedir perdón. Pero, ya lo ven, ahí sigue. Se hizo famoso porque en un debate televisivo insultó a Rajoy -no tiene vergüenza- y para llegar a La Moncloa ganó una moción de censura con el apoyo de los golpistas, los de laPeneUve -los que siempre traicionan-, los comunistas podemitas y los asesinos etarras. Es un pillo de cuidado, de armas tomar.

Así lo mostró hoy en el Congreso, así lo mostró a toda España. Su soberbia. Quedó al descubierto. De vergüenza ajena. Por él mismo, que no le hace falta nadie, nos enteramos de que es el mejor y que se merece hasta ser el presidente de Europa -ya no quiere ser Rey de España, por ahora-, porque él es así de chulo y prepotente y faltón. Es un incapaz, no tiene categoría, ya digo, como para expresar la más mínima autocrítica.

Allí estaba Sánchez, en el Congreso. A su izquierda el comunista que lo tiene "acojonao", por arriba  la su "portavoza", Lastra, la iletrada, que roza el analfabetismo funcional, que a falta de educación y cultura se destapó poco menos que como una hortera vendedora de hortalizas en la marquesina de un merado de abastos.

Eso si, la estrategia la tenían bien definida los socialistas: insultar, insultar e insultar y mentir, mentir y mentir, al más puro estilo comunista. A eso se ciñeron elPresi y su portavoza. Y a pedir Sánchez, elDesleal, unidad y lealtad para un nuevo confinamiento y adelantar que había encargado millones de mascarillas -a buenas horas mangasverdes- al grupo vasco Mondragón, del que no se sabe si es más afín a ETA o al PNV; en cualquier caso, para contestar a los vascos, de los que vislumbra que en cualquier momento lo pueden traicionar, que es lo suyo. Porque, oigan, no hay nadie más, ninguna fábrica, en toda España que las pueda fabricar. ¡O qué!

Ahí se quedó Sánchez, con su trampantojo, con el que ya no engaña a nadie: toda la culpa de la crisis del coronavirus la tienen Madrid y la comunidad madrileña, luego las autonomías todas y después Europa. Él siempre se ha guiado por los asesores técnicos y científicos; es decir, por el enterrador Simón. ¡A dónde nos quiere llevar!

Ahora que los embustes y mentiras del recogedor de boñigas del caballo del cawboy, en definitiva del comunista son gordos también. Tal para cual. Los empresarios han tenido que desmentir esta tarde que hayan dado su apoyo a la creación de la renta mínima vital. Es más, en un duro comunicado, CEOE y CEPYME afirman que ni han sido "consultados" y califican al comunista elViceDos de "deslealtad" -qué otra cosa se puede esperar de este tipo, si hasta le es desleal a sus más allegados- y han anunciado que no acudirán a la reunión de este viernes en Trabajo. Normal. Como para ir con ellos a los Pactos de la Moncloa.