Delincuentes del odio

Tampoco tienen que molestarse tanto los rastreadores del ministro Marlaska para toparse con profesionales del odio. Ni tan siquiera hace falta que rastreen las redes sociales. Los tienen ahí, en primera fila, en todas las televisiones: elViceDos de Sánchez, el portavoz comunista en el Congreso, Echenique, y un bocazas de presentador en la televisión pública vasca. Ahí los tiene, el ministro Marlaska. ¡Báilelos, señor ministro, que, al fin y al cabo, algo le afecta, por lo de juez, digo! Además, si cabe, hay otro delito como es el considerar tontos a los niños españoles.

Es que, claro, es de suponer que elViceDos no trata a los suyos como a los demás niños de España. Los niños españoles no son tontos, a Dios gracias, pese a lo que se piense el comunista. Los niños españoles son normales y no se tragan las mentiras que el comunista les quiere hacer tragar. Miren, a los niños españoles les revientan las trolas y el adoctrinamiento, cosas ambas que esta mañana intentó el comunista en la televisión, teniendo al lado al ministro de Sanidad, Illa, que ni lo miraba.

Cuando el comunista, con ademanes como de quien habla para imbéciles -y es tan tonto que no se daba cuenta de que el único imbécil era él-, se dirigía a los niños para explicarles su desconfinamiento y pedirles disculpas por los errores que el Gobierno -no él- había cometido con todo este asunto. Los niños lo miraban y pensaban que "este tío es tonto". Sabían los niños que todo el conflicto lo había organizado él, que había sido desleal -o traicionero, como quieran- a elPresi Sánchez y, en particular, al su compañero de Consejo de Ministros que tenía al lado y que lo que estaba intentando era adoctrinarlos, sin mostrar un ápice de educación, que no la tiene. Seguro que a sus niños no les habla de esas maneras, insisto,  primordialmente porque no necesitan calle, que tienen un buen jardín, allí, en el casoplón de Galapagar.

Y decía que no tiene este elemento educación, ni concierto, ni vergüenza, por el furibundo ataque que ha vuelto a lanzar -ya es la segunda ocasión- contra el Poder Judicial. El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) se ha visto obligado, de nuevo, a cortarle las alas a este pajarraco indecente, que ataca a los jueces, sencillamente, porque han condenado a una choriza de su partido -cuya persona coincide con la "portavoza" en la Asamblea de Madrid-, Isabel Sierra, a diecinueve meses de prisión, a una multa y a inhabilitación. por un delito de atentado, un delito leve de lesiones y un delito de daños. Esta "delincuenta" insultó a varias mujeres policías -las llamó putas repetidamente- cuando cumplían con su obligación en un desahucio e hirió a algún agente.

Es normal la actuación del comunista vice presidente segundo del socialista Sánchez. Está atacando la libertad de prensa y expresión, ya ha empezado a tacar al Poder Judicial, mientras ya domina el Poder Ejecutivo -tiene sometido a Sánchez- y pretende paralizar el Poder Legislativo, porque quiere que el Parlamento continúe cerrado y así "dictar" proyectos de Ley, y demás, por la puerta falsa, como el colarse en el servicio de Inteligencia y que se permita ofender al Rey, entre otros. Luego, seguirá por la intervención de la banca, las nacionalizaciones, etc. Y crudo lo llevamos los que no nos hagamos fieles adictos al régimen que pretende implantar en nuestro país, que, como habrán deducido, no es otro que el comunista, puro y duro.

Qué otra cosa se puede esperar de este aspirante a "gran dictador", si se emocionaba cuando los manifestantes pateaban a policías, de este que no firmó el Pacto de Estado Antiyihadista, de éste del que los etarras tenían su teléfono de contacto en Madrid, de éste que siempre que tiene ocasión desprecia de manera manifiesta a las víctimas de los asesinados por ETA, de este que negocia con los golpistas la manera de ver cómo destrozar España, de este que considera a los golpistas presos políticos, de este que pretende que se despenalice insultar al Rey y quemar banderas españolas. Con este curriculum, Sánchez le permite adoctrinar a los niños españoles y pedir perdón en nombre del Gobierno, después de una perversa traición al que tenía al lado, por ende, a todos los ministros socialistas, mientras nos mantienen a todos encerrados.