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lunes, 6 de abril de 2020

El Gobierno impone la censura previa y amenaza

Extrañaba ya que el comunista ViceDos, elPabloManué, no se dejara ver de una u otra manera. Era mucho tiempo sin figurar. Y miren ustedes por dónde su partido -comunista, por cierto, por si a alguien se le escapaba- ha presentado en los tribunales una denuncia contra lo que denomina "banda criminal", que opera a través de las redes sociales para desprestigiar al Gobierno en todas sus actuaciones de la guerra contra el coronavirus, lo que se entiende por las "falsas noticias" ¡Mecachis! No les ha hecho falta a estos podemitas que fuera el fiscal el que calificara, no. ¡No sé ni cómo han condenado ya ellos! Por lo menos en el caso de los delincuentes catalanes de los Pujjjoles fue el fiscal el que calificó a toda la familia de "banda criminal.

Estas estrategias -esta denuncia- son las típicas-tópicas de acojone y amedrentamiento utilizadas por los comunistas. No quieren ni una sola crítica. No la aceptan. No la soportan. La amenaza en esta ocasión corresponde en utilizar los tribunales de Justicia. No asumen que los medios o los ciudadanos desde las redes sociales denuncien sus patrañas y sus malévolas intenciones, como las de querer privatizar bancos, eléctricas y todo lo privatizable. Lo mismo -solo hace falta acudir a la Historia reciente- que su ídolo el venezolano comunista Maduro y su predecesor Chávez, el del ¡"exprópiese"!
Ahí es donde le duele a elViceDos, que le descubran sus satánicas pretensiones. Todo ello, con miras a los futuros "Pactos de La Moncloa", con los que los socialcomunistas pretenden un cambio de régimen, y no otra cosa. Es la mano tendida del Gobierno -de no se sabe si de Sánchez o del podemita-, mientras le colocan la zancadilla por debajo a la oposición. A ver si se atreve Sánchez a llevar, como le ha retado la ciudadana Arrimadas, un borrador al Congreso el jueves en el que se recojan los términos de esos presuntos Pactos.
Todo una patraña de los socialcomunistas que tampoco quieren que se hable de su nefasta gestión del coronavirus. Están -o pretenden manifestarlo, en otra patraña comunista- eufóricos, porque dicen ver la luz al final del túnel, cuando lo que en realidad temen es la salida, en la que tendrán que rendir cuenta de todas sus gestiones deplorables, ineptitudes adoptadas e imbecilidades declaraciones, engaños y mentiras; y, con ellos, sus equipos técnicos y científicos, a los que, por fin, conoceremos, excepción hecha del figurón enterrador Simón, el mentiroso compulsivo que aburre, pero que, así y todo continúa pretendiendo engañar. ¡Ay, gañán, ay!
Pretenden en definitiva estos socialcomunistas imponer una censura previa, como vienen haciendo en las ruedas de prensa "habituales", que incluso con el nuevo sistema -tras la protesta de más de quinientos profesionales- continúan siendo una verdadera farsa. Una censura que, en muchos casos, se convertiría en autocensura. Esto no va a suceder en Misión Pópulo, pese a las amenazas del ministro de los Interiores, el juez Marlaska, que ha insistido esta tarde, por la tele, en que se están siguiendo con detenimiento todas las redes sociales.
¡Muchungo, oigan! La libertad de expresión -de lo que tanto se les llena la boca a estos sociocomunistas- está quedando por los suelos, la están arrastrando o, más bien, pisoteando con saña. Si algún viceministrillo recogedor de boñigas del caballo de un cowboy -porque ya no da ni la talla de cawboy- se siente avergonzado por lo que puedan decir los medios de su vida privada, ése es su problema y de los medios que la difunden. Que los denuncie y que decidan los tribunales. Pero que no se aproveche de ello para imponer la censura previa a todo un país. Además, que no sea tonto, es que no lo va a conseguir.
Mejor, antes que amenazar por la tele, el ministro de los Interiores explicaba a los españoles lo sucedido con el asalto a la valla de Melilla, en el que resultaron heridos dos guardias civiles. Se limitó a decir Marlaska que se cumpliría con el protocolo, pero no lo explicó. Ni tan siquiera admitió que fue un asalto y una invasión de territorio español, en tiempos de coronavirus, ni confirmó ni desmintió -no dijo nada- si entre los detenidos había contagiados del COVID19, a dónde los han llevado y qué medidas se iban a adoptar con ellos, en corto o medio plazo, en un estado de Alarma. El ministro se pasó en sus amenazas contra la libertad de expresión y se quedó corto en sus explicaciones, que se resumen en nada. 

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