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lunes, 20 de abril de 2020

La mafia se instala en La Moncloa

Manda huevos, pero no de los de las gallinas. Huevos de huevos. A estas alturas del confinamiento, cuando ya estamos más que hartos de estar más que hartos -pero aguantando-, cuando nos están ocultando el número de fallecidos, de muertos, si lo prefieren, por el coronavirus, que se elevan oficiosamente a más de treinta y cinco mil, cuando nos ocultan a los más de doscientos mil contagiados, cuando nos ocultan el drama y las tragedias de miles y miles de familias, como si aquí no hubiera pasado nada, se nos mete en casa elEnterrador.
Sí, elSimón, que en una mano lleva la pala y en la otra el azadón. Uno de los mayores culpables de esta tragedia, el jefe de los asesores científicos del Gobierno, el que se reía antes del 8M, de lo que se nos venía encima. Según elEnterrador -y se reía y todo, ya digo, entonces el muy inepto- a lo sumo tendríamos uno o dos contagiados. Nada de lo que asustarse. De entonces ahora, del par de contagiados, hemos pasado a tener, de momento, más de treinta y cinco mil muertos -¡vayan poniendo los féretros uno tras otro, para que tenga de qué reírse elEnterrador!- y cientos de miles de infectados y cientos de miles confinados, muchos con gran angustia.
Y viene esta mañana, el muy sinvergüenza, y se introduce en nuestras casas a través de la televisión y va y nos llama indecentes -como lo oyen o como tuvieron la ocasión de escucharlo en su propia voz- a los que lo criticamos. Sí, en efecto, somos muchos miles, muchísimos, los que lo criticamos. Más de lo que su corta mente pueda imaginar. Primero, porque es un inepto y un imbécil, como lo califican ya por las radios; después, porque ha sido tan culpable como el Gobierno de que España esté viviendo una pandemia, que él y otros como él han convertido en tragedia histórica.
No le importan a este canalla los muertos, ni los contagiados, ni el dolor de los ciudadanos, ni el sufrimiento, ni las angustias. Le encanta recrearse en la curva y en el pico de la estadística mentirosa y manipulada. Y va y nos dice que somos indecentes, porque criticamos a un equipo -pero que no se equivoque elEnterrador, a él más que a ningún otro-, que está exhausto, agotado. ¡Sí hombre, encima, que se nos venda como un héroe! Ya puede dar gracias a la paciencia y a la educación de la gente, que no lo mandan con cajas destempladas a donde tendría que estar ya, en su casa, descansando y descansado y, sobre todo, avergonzado. Nos haría un favor a todos: aquí el único indecente que hay es él, entre otros como él. 
Como es un indecente el general Santiago, el que ayer dijo que la Guardia Civil estaba trabajando en las redes sociales para blanquearle la cara al Gobierno. Hoy no lo ha desmentido, pero nos ha expuesto su curriculum. Sí, muy bien, y qué. Lo que tenía que haber hecho ya era marcharse, también a su casa o a la de elEnterrador. Ha desprestigiado en menos de un minuto toda la labor de un cuerpo, la Benemérita, que goza de todo el cariño de la ciudadanía. Debería marcharse ya, por favor. La Guardia Civil no merece un mando de tan baja calaña. No fue un lapsus lo que tuvo ayer. Expresó una realidad, que quisieron ocultar el ministro Marlaska (Interior) y la ministra Robles (Defensa). ¡Que vaya Dios mío. Amén!
Como indecentes fueron los que se encontraban con el general Santiago en La Moncloa, en el elParte de primera hora. Los que lo aplaudieron: María José Sierra, de Sanidad, un jefe de la Policía Nacional, José Ángel González y el general de Brigada Carlos Pérez Martínez, del Estado Mayor de la Defensa. Sin olvidarnos de elEnterrador.Todos ellos unos impresentables. Unos miserables.
Como indecente -que también estaba allí- es el Secretario de Estado de Comunicación, el rastrero, Miguel Ángel Oliver, que no permitió tras la rueda de prensa-de mierda que los periodistas preguntaran al general Santiago. Oliver se está ganando a pulso el título de censor mayor del reino. Un impresentable, cara dura, que cada vez más impide que se pueda desarrollar la libertad de expresión y el libre desarrollo del trabajo de los periodistas. Y otro que tampoco se equivoque: aplaudieron los que figuraban en el estrado, pero eso el soplagaitas éste no lo puede hacer extensivo como un aplauso de toda España. ¡Que no, hombre, que no!
Como indecente es la labor de todos esos gusanos-rastreros que trabajan a escondidas -siguiendo las técnicas comunistas y populistas-, abriendo cuentas falsas en Facebook para alabar la labor del Gobierno en esta tremenda y profunda crisis. Facebook ha abierto una investigación al respecto. Pero, estos no pararán, siguen a pies juntillas las órdenes de sus amos, que no son otros que el propio gobierno. ¡Qué bajo ha caído ser ministro hoy en día del Gobierno de España! ¡Verdadera purrela! Para que se enteren los del CNI, por si a ellos también los ha puesto a trabajar por encargo algún mamporrero del caballo del cawboy.

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