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sábado, 4 de abril de 2020

Un cretino en la presidencia del mundo

El presidente del Gobierno de este país, sí, el socialcomunista Sánchez, dejó de ser el presidente de España. Se autoproclamó presidente del mundo. Tal cual lo oyen. En su alocución semanal, "Aló presidente", Sánchez además de otras muchas mentiras y obviedades se fue para arriba, tan para arriba que se permitió dar consejos al mundo mundial. La ignorancia, lleva a eso y a mucho más, que para algo somos uno de los países de referencia en número de muertos y contagiados por el coronavirus, y en ello tuvo mucho que ver él de manera directa. ¡Será insensato! El presidente mundial -ahora no quiere ser Rey-, porque ya se ha puesto al mundo por montera.
Tras anunciar que vamos a quedar confinados por, al menos, dos semanas más, hasta el 26 de abril -en el puente de mayo, veremos- y atribuirse el principio de una victoria en su lucha titánica -como la guerra de Murphy- en solitario contra el coronavirus -con algo de ayuda de su socio comunista y los equipos técnicos y científicos, pero menos-, anunció  o, más bien, dejó entrever que, una vez superada su guerra -la de Peter OToole- contra el coronavirus, acaso, puede que acaso, reeditara una copia -él siempre copiando y plagiando- de los Pactos de La Moncloa, para arreglar todo lo que él solito -y el comunista- ha destrozado de la economía española, y, por supuesto, de la sociedad.
Como ya nos tiene acostumbrados Sánchez, su alocución solo sirvió para mentir -lo es un mentiroso compulsivo- y prometer lo que nunca cumple. Durante poco más de una hora nos trató a los españoles como si fuéramos tontos, utilizando metáforas de colegial para que nos creyéramos todas sus patrañas. No somos tontos, y los colegiales que lo oyeran -porque escucharlo durante tiempo es aburrido- pensarían que cómo un adulto puede soltar tanta majadería junta. Se ha equivocado Sánchez esta vez más que nunca. Solo lo creen los suyos, y no todos. Porque este país no está lleno de tontos, como se piensa. Su soberbia, su egocentrismo, su cara dura le impiden -ya lo hemos apuntado en más de una ocasión- ver el bosque. Y, más pronto que tarde, ya debería haberse mirado al espejo. 
Próximamente volverá al Congreso, para contarnos más de lo mismo y pedir a los diputados permiso para la ampliación del estado de Alarma. Joér, después de diez días sin informar al jefe de la oposición, volverá a contar con su apoyo, por cuestión de Estado. Sin embargo Casado no puede dar el Visto Bueno así como así. Casado ha de despojar a Sánchez de sus "vestiduras", ha de dejarlo en cueros, como a un crucificado, ante el país. Sánchez y su socio el comunista son los responsables de toda esta tragedia, de todo este dolor que roza lo inhumano, lo insufrible, con tantos contagiados, con tantos muertos. No puede permitir Casado que Sánchez se esconda en sus equipos asesores científicos y técnicos -que ya les vale a ambos, y que Dios nos coja confesados, empezando por elEnterrador Simón-, ni mucho menos en la Comunidad de Madrid, ni tan siquiera en la Unión Europea. Casado está obligado a destapar todas las mentiras del plagiador Sánchez, que por plagiar hasta plagia el Boletín Oficial de la comunidad madrileña de la pepera Ayuso. ¡Es un impúdico!
También Casado ha de exigirle que explique al país todas las gestiones que no hizo cuando desde los organismos sanitarios internacionales le avisaron desde enero que fuera proveyendo al país de material sanitario y qué ha hecho después para adquirir ese material -en mercadillos y a precio de saldo- y cómo ha impedido que lo adquirieran las comunidades autónomas -principalmente la de Madrid, la más afectada por el coronavirus. Y cómo se ha dejado timar. Y cómo ha permitido que un avión de Iberia no pudiera aterrizar en Guayaquil para repatriar a ciudadanos españoles -la alcaldesa de esa ciudad ecuatoriana lo impidió atravesando vehículos en la pista de aterrizaje- y cómo Turquía nos roba respiradores pagados por nosotros para nuestros enfermos y la ministra de los Exteriores, sor Laya, se conforme con qué le vamos a hacer.
Casado tiene que exigirle a Sánchez, públicamente, un Gobierno de Salvación, donde esté la oposición presente. No debe permitir Casado por más tiempo que Sánchez lo ningunee, ni a él ni a sus votantes, ni a más de media España.
Todo lo que Sánchez viene haciendo desde enero es un puro dislate, una ocultación de todo lo importante y continuas mentiras en sus intervenciones y en las de sus adláteres, imponiendo una censura previa a la prensa en sus intervenciones y a las de los comparsas de Sánchez. Afortunadamente los plumillas, algunos, comienzan a reaccionar, después de tanto días, a las censuras de ese tipo con gafas y teléfono en mano. El diario El Mundo ya no volverá a participar en esas ruedas de prensa de farsa, ni tampoco, Libertad Digital, ni EsRadio. ¡Ójala siga un rosario!
Pero, este cretino que tenemos por presidente mundial, no solo miente en lo que se refiere a la pandemia, sino que trata de ocultarnos otros aspectos de vital importancia para el país. Ya ha introducido a un topo comunista en nuestra central de Inteligencia (CNI), para mantener bien informados, en el día, al venezolano Maduro y al ruso Putin, a los que tanto debe. Además, ya ha hecho que el Senado apruebe la propuesta de los terroristas etarras de Bildu y de los golpistas catalanes para que se suprima del Código Penal lo que hasta hoy se consideran delitos por ofender al Rey.
Sánchez hoy, una vez más, ha rendido adoración a su persona, no ha informado de nada, ha prometido lo que nunca cumplirá -como es habitual- y ha echado la culpa de todo lo que pasa -y lo que pueda venir- a los equipos técnicos y científicos y a la Unión Europea, y, si a mal no viene a la oposición, porque Abascal ni le ha cogido el teléfono.
Después de todo, hoy dormiremos peor que ayer, aunque mejor que mañana. Gracias a un cretino.

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