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miércoles, 6 de mayo de 2020

La dictadura constitucional

el PresiSánchez volvió a salirse con la suya. Pero más menguado. Aunque igual de soberbio y engreído. A este no le pesan los muertos. Si eso, ya para allá, nos acordaremos de ellos. Que ya verán que fastos nos esperan. Pero, que da igual, que los muertos muertos están. Estos, sí. A los de la Memoria Histórica del abominable Zapatero hay que redimirlos, que todavía sirven para que el comunista esté todos los días refregándolos a los pobres, que qué culpa tendrán. Se salió con la suya, sí y podrá renovar estado de Alarma, o de excepción, o de sitio.
Da igual. Lo cierto es que nos vamos a meter otros quince días de "Dictadura Constitucional", como dijo el pepero Casado, citando, a su vez, a un socialista que citaba este concepto abstracto en un periódico de los de papel. Y para aplicar esa dictadura necesitó Sánchez de la inestimable colaboración de los ciudadanos de Inés Arrimadas y la exasperante de los nacionalistas vascos, a los que todavía no les ha llegado la hora de la traición. Les llegará, no se apuren.
Sí estaba allí, en el Congreso, la jefe de los Ciudadanos. No era para menos. La pobre cargaba con su futuro retoño -próximo a venir al mundo en tiempos de coronavirus- y con la dimisión de Girauta y el reproche de Igea -el contrincante para dirigir el partido-, que acataba pero no entendía el apoyo a Sánchez y al comunista. Sería mucho entender el pasar por el aro de elViceDos, bolivarinao de pro, iraní de corazón y de todo por la pasta, apoyo de los golpistas y amigo incondicional de los etarras, para lo que lo quieran mandar.
Bien se esforzaba Arrimadas en querer hacer comprender, sobre todo a los suyos, que votaba a favor del estado de Alerta para favorecer a los españoles. Ella también se creyó lo de "O yo o el caos". Cuando, si se hubiera asesorado bien, sabría que hay fórmulas varias todas ellas, constitucionales, para continuar enfrentándose al coronavirus sin que se hubiera producido el caos. Nada de lo aprobado mediante decreto por el Gobierno decaería, tan preocupada como decía estar por los ERTES. Pero, debería haberse preocupado también por todos los decretos que nos han colado los socialcomuistas -y los que vendrán- mientras nos mantienen enjaulados.
Así no se juega: el comunista se ha colado descaradamente en la Inteligencia española y por ende a Rusia, Venezuela, Cuba e Irán. Este tipejo no es de fiar. El comunista no firmó el Acuerdo para la Lucha Antiyihadista y ha logrado despenalizar, por su propia cuenta, los insultos al Rey y todo tipo de ofensa contra los símbolos de España -bandera e himno incluidos- y ha colocado el comunista a más de una veintena de cargos en subdirecciones generales sin reunir los requisitos exigidos por la Ley. 
Todo, claro, con consentimiento de Sánchez, que también ha hecho de las suyas, como una gestión nefasta de la crisis del coronavirus, tanto en lo sanitario, en lo que toca a la salud de los ciudadanos todos, como en las compras, con prevaricación y muy posiblemente una corrupción millonaria y la economía del país, que la ha dejado por los suelos, y la de las familias también.
Arrimadas pretendía  explicar a todo el que quería escucharla que no se trataba de una votación para elegir a un presidente. Que no era eso. Ya, pero sí para prolongar la estancia de ese presidente en el Palacio de La Moncloa, desde donde ejerce la "dictadura constitucional", sin rubor alguno y sin rumbo. Arrimadas, a medida que hablaba, se daba cuenta de que ese instante podía ser el principio del fin de la desaparición de su partido. Y todo por un miserable plato de lentejas, que, además, tienen bicho dentro: que Sánchez la llame y le consulte y le cuente cosas. Pues, muy divertido.
Al menos, los de laPeneUve, a través del soriano Aitor Esteban -que lo mismo sirve para un roto que para un descosido-, se lo han llevado en crudo: celebrarán las elecciones vascas cuando les venga en gana y han iniciado el asalto al condado castellano-leonés de Treviño, aprovechando la "movilidad", y mientras el presidente de la Junta de Castilla y León no diga nada, todos tan contentos, a la conquista de nuevas tierra, como ya lo han hecho de las navarras. Pero, ojo al quite, de lo que no han dicho nada ni los vascos ni el Gobierno es de la "pasta", que seguro que la hay por medio. Los vascos pueden llegar a muchos acuerdos, pero siempre, primero, con el de la pasta por delante. Al tiempo.

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