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sábado, 9 de mayo de 2020

La guerra de los mundos de los medios

Le ha cogido el gustillo al "Aló" elPresiSánchez, y amenaza con fustigarnos todos los sábados con sus discursos fatuos y sus mentiras estiradas de una intervención a otra. No dice nada; bueno, que él no politiza la pandemia, como si no fuera política lo que hace en sus "Aloes" y lo que nos cuela con sus decretos, cuando continuamos enjaulados. Lo único que ha anunciado este sábado es lo mismo que lo del otro, con los funerales para recordar a los muertos del coronavirus, pero esta vez añadiendo que participará en los mismos el Rey, Felipe VI. Es lo normal. Se daba por hecho.
Por lo demás, pura charlatanería, porque a lo que le preguntan no responde a nada o, sencillamente, lo que le da la gana, sin salirse del carrilito, pegadito al guión, que siempre es el mismo: unidad, responsabilidad, higiene, vencemos. Pero, continúa sin desvelar los nombres del comité científico que lo asesora, el de los doce hombres ocultos. Parece como que tiene miedo de que los conozcamos, como si el desvelar sus identidades pudiera ser como abrir la caja de Pandora.
No se ha enterado Sánchez de que queremos saber. Tenemos derecho a saber. Sus argumentos para continuar guardando el secreto son peregrinos. Van en contra de lo que tanto le gusta presumir: la transparencia. Que nos diga la verdad, que no solo está como asesor el elEnterrador Simón, el Don, como lo llama ahora el ministro de Sanidad, Illa, el catalán aprendiz de filósofo; en nada, con el paso del tiempo, lo podrá calificar como el tinto de verano, bien frío y con gaseosa. Don Simón.
Si Sánchez nos lo cuenta, que lo creeremos, no estaría haciendo nada fuera de la Ley. Esos miembros del comité asesor pueden ser, o no, funcionarios, pero tenemos que saber quiénes son. No se pueden ocultar, ni tan siquiera ellos mismos, en el anonimato. Si no están a gusto, son muy libres de marcharse. Pero están cumpliendo una labor pública, para el público que les paga. No son agentes secretos, cuyas vidas correrían peligro si se desvelara su identidad; más bien, al contrario, sabríamos todos a quién agradecerles sus desvelos y trabajos en jornadas maratonianas que realizan, como afirma elPresiSánchez.
Pues, se marchó Sánchez como había llegado. Respondió a lo que quiso y como le vino en gana. Soltó el espiche de siempre, aunque con algo más de inseguridad que en otras ocasiones, pero lo soltó. Ni alusión hizo al millón y medio de mascarillas que daba la Unión Europea y que nos hemos perdido por algún insensato del Gobierno. Y es en esos momentos cuando el personal se pregunta que qué es lo que piensa media España, o lo que es lo mismo qué es lo que tiene que decir a todo esto y ello la oposición.
A los peperos solo se les escucha y se les oye cada quince días en el Congreso de los Diputados, con las renovaciones o prórrogas del estado de Alarma; luego, en algún que otro medio de comunicación, si es que los llaman, pero en su mayor parte medios de comunicación afines al Gobierno, con plumillas mal intencionados, pesebreros y paniaguados. ¡Oigan, cada día más!
Continúan los de Casado perdiendo la batalla de los medios de comunicación. Parecía que al menos iban avanzando en la de las redes sociales, pero fue todo una ilusión fugaz. Continúa Casado sin atreverse a emprender el inicio del corta fuegos contra los medios de los socialcomunistas. O no sabe cómo. Parece como si tuviera miedo a los ya establecidos dominados por el Gobierno. O es que realmente es así. Pues, como no abra él la brecha, apañado está.
Ah, por cierto, el Gobierno ha vuelto a rectificar, en su mundo de las improvisaciones: los de la fase 1 pueden viajar a sus segundas viviendas. Ya pueden aprovecharlas ¡Mientras no se las confisquen!

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