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domingo, 17 de mayo de 2020

La tristeza de un país

Los españoles estamos tristes. Después de dos meses de enjaulamiento se nos ha marchado la alegría del cuerpo. Ya no nos consuela la canción del Dúo Dinámico, Resisteré, del principio. Ahora añoramos, con la de Nino Bravo, ese Libre como el sol de la mañana. No le encontramos sentido al confinamiento forzoso, cuando hay otras muchas fórmulas para enfrentarse con éxito el coronavirus. Hay un Plan B, que el Gobierno socialcomunista no quiere aplicar y pretende que nosotros nos olvidemos de él. Lo peor es que esa tristeza se está volviendo depresión.
Un sondeo publicado por el rotativo ABC así nos lo confirma. Pero, era de prever. Son muchos días, unos detrás de otros, confinados, sin visos optimistas de futuro y mucha tragedia familiar, mucho dolor, que Sánchez y su mamporrero nos llevan ocultando. Lo intuíamos, no obstante, porque no somos tontos, aunque esos papanatas se lo puedan imaginar. Los cerca de cuarenta mil muertos son muy difíciles de enterrar, de hacer desaparecer. Todos los fallecidos, los contagiados quedarán para la Historia en el recuerdo como las víctimas del coranovirus, al que los ineptos como Sánchez y su socio el comunista, el payaso, asesino el Jocker, no supieron combatir, ni quisieron rendir homenaje a los muertos.
Estos no quieren nada bueno para los españoles; solo les interesa el poder por encima de cualquier otra cosa. Aunque tienen la cara dura, la desvergüenza de pedir unidad, mientras se apresuran a hacer política barriobajera, a traición. Si no, velahí la actuación para con la Comunidad de Madrid, y otras, gobernadas por laPepé. No ha respondido Sánchez a ninguna de las preguntas que le formuló la presidenta Ayuso en relación a que Madrid no pueda pasar de fase: quién decide, quiénes son los técnicos, por qué nunca hay un informe técnico -excepto ayer, que amenazó con ir a los tribunales-, en dónde se pueden ver los informes sobre las otras comunidades, por qué se filtró el informe de ayer sobre Madrid a El país antes de que lo conociera el gobierno regional, por qué el Gobierno pretende dar una imagen de Madrid como si fuera tercermundista. Y el culmen: nos están arruinando. Y Madrid son siete millones de habitantes
A ninguna de esas preguntas ha respondido Sánchez, como tampoco respondió a un periodista que le pidió que le contestara con un sí o con un no a si habría recortes de pensiones y en el sueldo de los funcionarios. El engreído presidente le respondió al periodista que así no se planteaban las preguntas. Por supuesto, la callada fue la respuesta. En unos días, ni permitirá las preguntas. O pobre de aquel que lo intente, que no serán, por supuesto, los plumillas paniaguados y apesebrados, como los de laSexta y El País.
Tampoco ha dado respuesta el Gobierno a la concesión de 125 millones de euros a la Fundación de Billy Gates, uno de los hombres más ricos del mundo, si no el que más. Quiere combatir el coronavirus con la pasta de los demás. Ya lleva unos miles de millones recaudados, precisamente cuando no hace otra cosa que alabar la figura del dictador chino, Xi JinPing, el comunista chino, que ha ocultado y continúa ocultando toda la información sobre el origen de la pandemia, que se inició en su país.
Es curioso, saben, aquí el hombre más rico de España, Amancio Ortega, hace continuas donaciones para mejorar la salud de los españoles. De poco nos sirve si el dinero de Ortega se va luego por el bolsillo descosido del Gobierno para el dictador chino, mientras en España hay cada vez más muertos y contagiados sanitarios por falta de medios de protección.
A todo esto parece que ni Sánchez, ni su mamporrero acompañante el Jocker asesino tienen nada que decir. Sí echan espumarajos por su boca chancla los comunistas podemitas cuando Amancio Ortega dona dinero para la Sanidad. No me digan que no es como para no estar tristes cuando nos encontramos enjaulados y, encima, le regalan nuestro dinero al tipo más rico del mundo que alaba al dictador chino, que decide sobre las vidas del país más poblado del planeta. Tristeza y asco de gobernantes.

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