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domingo, 3 de mayo de 2020

Los chorizos golpistas se saltan el enjaule

Ya empezamos. No hemos terminado y estos ya vuelven a empezar, los golpistas de mierda. Ya está bien de consideraciones. Con estos estúpidos la educación no vale, no sirve de nada. Son muy cortos. No entienden nada. Pues, eso, se fueron a manifestar unos cuantos de estos ante la prisión donde se encuentran hospedados, y bien, con todas las comodidades, los chorizos presos por su intento de Golpe de Estado. El de los Interiores catalán, Buch, que tanto ha perseguido y con tanto ahínco a los infractores del enjaule, ni se ha inmutado; los Mocetes ni se molestaron en identificarlos.
Que no, que Busch no se ha molestado en averiguar quiénes han sido los que han vulnerado el confinamiento, pero es que tampoco le importa. Son de su cuerda, eso está clarísimo. Como le importa un pito al delegado del Gobierno en Cataluña. Otro que tal baila. No se sabe si son más chorizos estos dos que los cincuenta o más que se congregaron ante la prisión, reclamando la libertad de los golpistas, que no dejan de ser unos delincuentes. ¡Veríamos lo que hubiera sucedido si los que exigían la libertad de presos hubieran sido familiares de reos no nacionalista! A cajas destempladas los hubieran disuelto los Mocetes de la Escuadra, además de imponerles la correspondiente multa por saltarse el confinamiento. A estos sí que los hubieran multado, de seguro. A los nacionalistas-golpistas todo les está permitido, hasta esto, hasta contagiarse el virus entre unos y otros y pasarlo a los demás. ¡Hasta para esto son mal intencionados de mala entraña! Pero, ojo, no darles ideas.
Miren, si no, cómo perdía el culo el delegado del Gobierno en Madrid, el socialista Franco, por investigar las aglomeraciones en la clausura del Hospital Ifema. La presidenta de la Comunidad, Ayuso, el alcalde de la ciudad, Almeida -ambos peperos- y la ciudadana vicealcaldesa, Villacís, han reconocido el fallo y han pedido perdón. Algo es algo; pero, lo hicieron mal. Allá su culpa. No han hecho lo propio Sánchez y su mamporrero científico, elEnterrador Simón, por toda su mala gestión de la crisis del coronavirus. Faltaría más.
También la policía tuvo que disolver en Madrid treinta botellones. ¡Qué vergüenza! ¡Treinta botellones! El que los imbéciles que participaron en él no tengan miedo al contagio, con posible desenlace fatal, los demás no tenemos la culpa. Mil euros les ha costado a cada uno, por saltarse el enjaule y consumir bebidas alcohólicas en la calle. Algunos se descojonaban. Se dieron un homenaje, que les costó lo mismo que un concierto con bebida incluida. A los demás que nos den: sin concierto, sin alcohol y enjaulados con el riesgo de cruzarnos con alguno de ellos, que lo más probable es que esté contagiado.
Pues, ala, despachados estamos. Porque si unos se pueden permitir darse un homenaje, los otros, las comunidades autónomas, más en concreto sus presidentes, esperando están saltar a la rebatiña a coger los miles de euros que Sánchez les va a dar de manera inmediata, a fondo perdido, para la reconstrucción. De los dieciséis mil, seis mil millones se los va a dar de manera inmediata. Se los va a sacar de la chistera, como si los imprimiera en la imprenta del BOE.  De los dieciséis mil, cuatro mil ya está exigiendo para él el catalán. O sea que de los doce mil restantes se repartirían entre el resto de las dieciséis autonomías. Echen cuenta, que ni para pipas.
Como empezamos terminamos: todo para los catalanes golpistas. Los demás, a ver si se conforman y apoyan la prórroga del estado de Alarma. Lo que no está claro. LaPepé, los ciudadanos y los socios de Sánchez se lo estudian todavía. Y Sánchez, con esos pelos que no los mueve un temporal, sin Plan B.

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