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sábado, 2 de mayo de 2020

Yo o el caos

Al menos la presidenta de la Comunidad de Madrid, Ayuso, el alcalde la capital del reino, ambos peperos, y la ciudadana Villacís, vicealcaldesa de Martínez Almeida, han tenido la decencia política y moral de disculparse por la celebración de cierre del Hospital Ifema. Los tres lo han hecho bastante bien en su lucha contra el coronavirus, y los tres han sido tomados como ejemplo a nivel mundial, incluso algún que otro oponente político ha reconocido sin ambages su labor al frente de sus correspondientes responsabilidades.

Lo que tienen estos de laPepé, a la que se ha pegado la ciudadana Villacís, es que saben gestionar y gestionan bien. Lo malo es que, al final, la cagan. Como hacen con los que ayudan al partido, que, una vez que les han servido, los dejan heridos y tirados en las cunetas. Sabían, y saben, porque desde el primer día Sánchez ha puesto todo tipo de zancadillas e impedimentos para culpar a Madrid -Comunidad y Ayuntamiento- de ser el foco de la expansión de la pandemia en España. Estaba Sánchez esperando un fallo de los peperos -que ya en Madrid se disparan en las encuestas- para echarles el alto. Uno más de los fallos gilipollescos de laPepé.
Pero, ya digo, han tenido la decencia de disculparse y reconocer su error. Como el rey emérito, don Juan Carlos, cuando se las piró a cazar elefantes. Prometen que no lo volverán a hacer. Sin embargo, los socialistas todos, con su secretario general al frente, no tienen la valentía ni la altura moral de reconocer que las manifestaciones del 8M fueron un foco expansivo de infección tremendo, que las feministas comunistas y socialistas, fueron repartiendo por todo el país. Eso no lo reconocen, los muy indecentes, como tampoco reconoce el Gobierno que la OMS había avisado en varias ocasiones -desde enero- la que se nos venía encima, y fue tan sinvergüenza el Gobierno que no prohibió las manifestaciones, ni el mitin de Vox, ni todos los acontecimientos deportivos y de otra índole celebrados antes del 8M.
Pronto se ha puesto Franco -el delegado del Gobierno en Madrid- manos a la obra, para investigar las aglomeraciones en la clausura de Ifema. ¡Que haga lo que tenga que hacer! Pero pronto, casi de inmediato, se le borró de la mente a Franco el incumplimiento del confinamiento por parte del propio presidente del Gobierno, Sánchez, y el de su ViceDos y la compañera de éste, ministra también, ambos marqueses del casoplón de Galapagar. Él sabrá -y nosotros también- por qué no los investigó. Como tampoco se ha investigado cómo es que el socialista presidente de Extremadura, Fernández Vara, se saltó el confinamiento para llevar a su esposa -que también se lo saltó- al hospital para que conociera a su nieta recién nacida.
Desde luego, el desenjaule de este 2 de mayo ha sido masivo. En algunas ciudades hasta parecían romerías, como el día de la primera salida de los niños. Mucha gente, mucha, continúa siendo inconsciente. No ve el peligro. Pero, de todo esto hay un culpable máximo: el Gobierno socialcomunista de Sánchez, como no podía ser de otra manera. Sánchez ha ocultado al país el verdadero peligro del coronavirus. Ha ocultado los veinticinco mil muertos -que serán muchos más- y los miles de centenares de contagiados. Para Sánchez y el maldito Enterrador son tan solo unas estadísticas, una curva y un pico. A eso se reducen los muertos. El dolor, el sufrimiento, los dramas y, en definitiva, toda una gran tragedia que asola al país, es de lo que Sánchez se ha encargado que no se enteren los españoles. Tragedia que se incrementará cuando nos enteremos de que cada día somos más pobres.
Los de laPepé son, ya digo, gilipollescos en algunos aspectos. Pero no le llegan a los talones en maldad y mala inquina a los de laPesoé, menos aún a su secretario general y presidente del Gobierno de España, Sánchez, que nos ha vuelto a deleitar con otro "Aló". Ha elegido este sábado, a medio día, porque si nos lo plata por la tarde no lo iba a ver nadie con lo de la cacerolada contra su persona y su Gobierno socialcomunista.
Como siempre, como ya nos tiene acostumbrados, Sánchez mintió de nuevo y se pavoneó al considerarse el mejor; vamos, que él mismo, junto a su otro mamporrero, el enterrador Simón, estaba acabando con la pandemia. ¡Será sinvergüenza y cara dura!Pero dijo estar necesitado, al menos, de otra prórroga del estado de Alerta, para lo que necesita obligatoriamente la aprobación del Congreso. Aunque persiste la duda de que la oposición e incluso sus socios vayan a votar a favor, pese a que dijo que hablaba con todos e informaba a todos. Y no había finalizado su "Aló" y por las redes sociales ya lo estaban desmintiendo los peperos y los ciudadanos: no habla con ellos.
Lo peor, es que confesó que si no contaba con los apoyos suficientes no existía un plan B. O lo que es lo mismo, este hombre, con su socio el comunista y su asesor científico elEnterrador, andan siempre a la improvisación y a salto de mata. Sánchez soltó un órdago, a la vez que un chantaje: O yo o nadie. Pues, oigan, ya se verá. Muy pronto.
De todas formas, Sánchez, que pretende agotar la Legislatura, volvió a mentir con respecto a los dineros, a los tests y a las imposiciones. Su Gobierno no escucha a nadie; ahí tienen a la ministra Ribera: el que no esté a gusto, que no abra. Y Volvió a insistir en que España está en los primeros puestos del mundo por los tests realizados, cuando ya la OCDE lo ha desmentido por activa y por pasiva; pero, es que quiere hacer una verdad de una mentira, al más rancio estilo comunista. Por lo que se refiere a los miles y cientos de miles de millones que el Gobierno ha repartido y los dieciséis mil más para las autonomías que anunció en su "Aló" sabatino, mentira y gorda, que no aparecen por ningún lado. Es que ni tan siquiera ha explicado de dónde saca tanta pasta y cómo la reparte. ¡O es que se ha convertido en una rebatiña, o es que ya tiene destinatarios asignados!

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