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martes, 26 de mayo de 2020

Mezquino e inmoral Marlaska


Como sigamos a este paso de descenso va a llegar el día en que ni ha habido fallecidos a cuenta del coronavirus. Desaparecidos del mapa y ubicados donde Dios sabe dónde. El ministrillo de Sanidad, Illa, se pasa el día jugando con las cifras de muertos. Mejor jugaba con lobos. Es como si buscara ocultar la realidad de esto que ha pasado, y sigue. Quieren Illa y elEnterrador Simón hacer desaparecer de la Historia más de dos meses y medio de horror, de verdadera pesadilla, cuando ellos son parte de la pesadilla y del horror y de los dramas y de todo lo que se nos ha venido encima y de los que serán más de cincuenta mil fallecidos.
Son unos miserables. Dejen, por favor, de jugar con los muertos y con las víctimas. Si todos sabemos que, al final, cuando esto se clarifique un poco, que seguramente, serán los jueces a quienes les corresponda poner orden y concierto en este maremagnun de cifras que el Gobierno socialcomunista pretende enrevesar y confundir y ocultar. Como si nada hubiera pasado.
Tienen espíritu miserable los del Gobierno, y así lo han venido demostrando durante todo el tiempo que nos han mantenido enjaulados; por cierto, laViceUno -que no pega un palo al agua- ya nos anda anunciando que viene una nueva prórroga del estado de Alarma durante otros quince días. Así tiene algo que decir la ministra para salir en los papeles y en audiovisuales. ¡Es mucho Carmen Calvo!
Pero uno de los más miserables del Gobierno -no confundir con los de Hugo-, y como tal ha destacado, ha sido sin duda el ministro de los Interiores, el tal Marlaska. Las ha armado inolvidables. Nos ha perseguido por las redes sociales a todos los que criticamos al Gobierno, y a Sánchez en particular. Ha concedido salvoconductos a los familiares de los asesinos etarras para que pudieran visitarlos en las prisiones, en descarado e inmoral agravio comparativo con fallecidos del coronavirus que han muerto en soledad, porque no podían estar con ellos sus familiares.
Marlaska ha impuesto un férreo control en los alrededores del casoplón del ViceDos, el comunista payaso Jocker, prohibiendo la circulación de personas y menos aún si portaban banderas de España, que esas le dan alergia al bolivariano, y no digamos ya el Himno nacional, al que tanto pitan los nacionalistas y los golpistas catalanes; el Himno es para el comunista payaso Jocker cutre, pachanga, fachosa.
Todas estas gestiones, realizadas con algo más que mala entraña por Marlaska, son más que suficientes para que un ministro hubiera presentado la dimisión de manera irrevocable. Pero, no. Si éramos pocos, la volvió a armar Marlaska entrometiéndose en los asuntos del Poder Judicial. Cesó al coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid, Pérez de los Monteros, porque se negó a entregarle los informes que la Benemérita, por orden de la jueza, realizó sobre las manifestaciones del 8M, y cuya conclusión es que nunca debieron celebrarse, culpando directamente de los estragos del coronaviruas al delegado del Gobierno en Madrid y a elEnterrador Simón.
Marlaska ha tenido la desfachatez de inmiscuirse en los asuntos del Poder Judicial, y eso que él es juez pero ahora pertenece al Poder Ejecutivo. Tiene pata de palo. Pero, más desfachatez aún si cabe es que precisamente el día después del cese de Pérez de los Monteros, la dimisión del segundo por orden de mando de la Guardia Civil y el gran malestar que viene arrastrando el benemérito cuerpo por las imposiciones -algunas bordeando las rayas rojas- del Ejecutivo, es que el Consejo de Ministros haya aprobado hoy, precisamente hoy, la equiparación del sueldo de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado -Policía Nacional y Guardia Civil- con las policías autonómicas catalana y de las provincias vascas. Por lo menos, estos agentes cobrarán más sueldo, pero la mezquindad del ministro Marlaska, su baja estopa, es increíble, inadmisible y repugnante. Pero, no dimite.
Y a estas horas continuamos esperando la reacción del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) a la intromisión de Marlaska en los asuntos de la jueza que ha imputado al delegado del Gobierno en Madrid, un tal Franco, por prevaricación en su actuación en relación a la manifestación del 8M. Pero, tampoco se han pronunciado los sindicatos judiciales, en particular los Jueces para la Democracia, tan avanzados que son ellos.

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