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lunes, 29 de junio de 2020

El casoplón del Jócker, secreto de estado

Ahora, como con lo del Falcon, el Gobierno ha declarado "secreto de Estado" la defensa del chalé del payaso comunista Jócker. Así que no nos vamos a enterar de cuántas fuerzas de seguridad velan día y noche por los alrededores de Villa Tinaja y cuánto cuestan al fisco, o sea cuánto nos va en ello de nuestro dinero. Es lo mismo, ya digo, que con lo del Falcon de Sánchez, que es nuestro Falcon, cuando se fue de concierto por la costa mediterránea. Es muy sencillo, cuando quieren los del socialcomunista que algo no se sepa lo declaran "secreto de Estado", y ya está. Y santas pascuas.

Menos mal que sí nos pudimos enterar de que de Vallecas el Jócker se pasaba a la zona exclusiva de Galapagar, en las inmediaciones de la sierra de Madrid, pero dentro de un parque natural. Seguro que él no hizo la mudanza. Fue el proceso de cambio de perroflauta comunista a burgués o adinerado o capitalista. La llegada, en definitiva, del comunista a formar parte de la casta. No estuvo mal el salto: de una casa de protección oficial en Vallecas -que no debería haber ocupado, porque era de su madre y esas casas no se heredan- a un casoplón de más de dos mil metros cuadrados, con una vivienda de más de doscientos metros cuadrados, jardín, piscina y una casita para invitados, en la que, a buen, seguro se alojará más de una vez el padre de su hijo, que para eso es el padre del hijo. Todo ello por la no menos despreciable cifra de seiscientos mil euros -¡Menudo chollo, así y todo!-, para lo que la pareja de ministros -comunistas ambos dos- obtuvieron sin problema un crédito de un banco catalán, afín a los golpistas. Casualidad de las casualidades.
No está nada mal, pero que nada mal para un exprofesor asociado de Universidad y para una excajera de supermercado. Carrera meteórica de ambos: él Vicepresidente segundo del Gobierno de España y ella ministra de Igualdad. Los dos en el mismo Gobierno. ¡Jopé, vaya sueldazo el de este mes con la extra! Pues, nada hombre, en breves nos los suben a los altares, aunque intención ya ha tenido -y más de una ocasión- el Jócker de tocar el cielo; hasta presume de haber estado cerca de hacerlo.
El "secreto" de Estado no anda, de todas formas, muy tranquilo, porque le están creciendo las ladillas -y digo ladillas por no querer ofender a nadie, y a sí nos vamos entendiendo-. La oposición está pidiendo a Sánchez que informe en el Congreso sobre el "caso Dina" y los de Vox ya han presentado denuncia contra el Jócker (el podemita comunista), Dina (la exasesora en Bruselas del podemita comunista), Marta Flor (de nombre cursi, abogada, en principio, de los dos podemitas) y contra uno de los fiscales del caso, el fiscal Stampa, por revelación de secretos.
Ojo, con el asunto, porque además de ser algo muy grave, puede dar al traste con el Jócker, que ha pasado de ser perjudicado a, ya se verá, investigado o, al menos sospechoso. O mentiroso o acusado de querer burlarse del juez. Ya saben, toda una serie por capítulos. Y vamos por la temporada uno. Que es que a este Jócker de España le encantan estas cosas, como lo de Juego de tronos. Si hubiera nacido antes estaría entusiasmado con Matilde, Perico y Periquín. Pero, es tan corto que no se da cuenta de que lo que está viviendo -y lo que le va a tocar vivir- es la realidad y el CNI también es un servicio real y Villarejo otro tanto de lo mismo.

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