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miércoles, 24 de junio de 2020

El descrédito y la infamia de los fiscales

Bochornazo que se llevó el ministro de los Transportes, Ábalos, con los comerciantes de los establecimientos alquilados en la estación de tren de Atocha. A grito "pelao" le manifestaron que "estamos todos en la ruina y tú con los bolsillos llenos". Hombre, no sé si Ábalos tiene los bolsillos llenos, vacíos seguro que no; pero, él sí que está bien rellenito. Bochorno se llevó Ábalos, principalmente porque por allí andaban los de la canallesca, que lo vieron y oyeron todo. De ahí a que Ábalos pasara vergüenza es otro cantar. 
Estos del gobierno socialcomunista están hechos de una pasta especial: les da todo igual y si alguien tiene la culpa de algo ese es el Partido Popular, o si lo prefieren Casado y, por hilar más fino, la portavoz pepera en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo. Pero es que Ábalos no puede por menos de disfrutar del territorio sobre el que manda: el otro día la rueda de prensa fue en Barajas, en donde se le están colando contagiados del coronavirus, por lo que tendremos que sentir. Hasta se le coló la "dulce Delcy", la venezolana de las cuarenta maletas, y eso que no venía para quedarse, aunque parece que se olvidó aquí el equipaje. ¡En dónde estarán las maletas!
Sí, sí, se quejaban los comerciantes de Atocha. Eso, una broma con la que se nos viene encima, después de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) empeore, todavía más, sus previsiones para España, con una caída del PIB para este año, del 12,8 por ciento, lo que se traduce en cientos de millones lo que la crisis del coronavirus nos costará a los españoles. Para que se entienda mejor: una verdadera ruina de país.
Si políticos, empresarios y sindicatos -estos, menos- no llegan a un acuerdo pronto para salvarnos de la hecatombe nos vamos todos al carajo. Así lo ha visto también Su Majestad el Rey Felipe VI, que a todos ellos ha hecho un llamamiento, y, sobre todo, ha defendido y abogado por los empresarios, por la inversión privada. Con esto, y por descarte, se ha entendido perfectamente lo que ha querido decir, No ha tenido miedo a expresar lo que ha querido, pese a la amenaza permanece que sobre él se cierne de los comunistas, en particular del payaso Jócker.
Pues este Jócker estaba de mañana en el Congreso de los Diputados como si tuviera almorranas, porque no encontraba respuesta adecuada a la pregunta inevitable de laPepé, exigiéndole explicaciones sobre las filtraciones que le hacen los fiscales del "caso Dina". Información privilegiada para elViceDos proveniente de los fiscales del caso, adelantándole los movimientos en el mismo. Es decir que el juez dejó de considerarlo perjudicado o víctima, aunque todavía se ignora si pasará a ser verdugo. El comunista se ha convertido, él mismo, en cloaca, en una verdadera mierda, del Estado. Lo mismo que pasó de perroflauta a casta y a promover puertas giratorias para sus amigos del partido, desde las conspiraciones del casoplón de Galapagar.
Lógicamente, y está en su derecho -derecho que no tendría en Venezuela, Irán o Rusia-, busca salvarse el culo. Pero, resulta inadmisible que lo haga desde las cloacas del Estado, las que él ha creado, sirviéndose ahora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), a donde ha llegado durante la oscuridad de la pandemia y el confinamiento. Y resulta tremendamente increíble y doloroso para toda la ciudadanía que los fiscales del "caso Dina" se presten a facilitarle información privilegiada del mismo.
Están buenos los fiscales. Se supone que son los que defienden a los ciudadanos. Pues, se están luciendo. Desde que la exministra socialista de Justicia, Dolores Delgado, llegó a la Fiscalía General del Estado, el estamento está cayendo a la altura de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, la del juez Marchena, que juzgó a los golpistas catalanes. Después de ver a los fiscales del juicio contra el Mayor Trapero, pidiendo que se le condenara por sedición, o bien, como si nada, que se le deje libre, y la actuación de los fiscales informando al Jócker, mejor se iban para sus casas o, por contra, denuncien el sometimiento a la obediencia debida: los caprichos políticos de la Fiscalía General del Estado, la socialista Dolores.

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