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jueves, 4 de junio de 2020

Los muertos no son goles

Ahí está, báilenlo. El director del Centro de Control de Alertas y Emergencias Sanitarias, que no se dice de corrido, elEnterrador Simón, estuvo escaqueándose de la juez y de la policía judicial una buena temporada, porque no entregaba los informes que se le solicitaban sobre la pandemia del coronavirus. En al menos tres ocasiones se escabulló de esta obligación, hasta que fueron los agentes al Centro a incautarse de la documentación.

Tan afogonadico como pretende aparentar en sus presencias públicas Simón, el tinto de verano, se las arreglaba para quitarse de encima a la juez y a los agentes. Tonto no es. No. Pero, este se convirtió durante los días más duros del confinamiento en una obsesión ciudadana, tanto casi como el propio virus. Nadie entendía, ni entiende ahora tampoco, cómo un elemento que nos había engañado a todos afirmando que aquí no habría nada, si acaso un  par de contagiados por el virus, podía seguir saliendo en las teles de todo el país, y miren que ha chupado, y continúa, horas y horas de pantalla. Él era un virus, un peligro para la sociedad, por más que ahora pretendan blanquearlo, queriendo hacer de su vida una leyenda.
Pero, si es que todavía no nos aclara elEnterrador, que llegó a funcionario con elCetapé, cuántos muertos, cuántos de nuestros compatriotas han perdido la vida desde aquella tenebrosa intervención pública suya afirmando que los contagiados serían una pura anécdota. No ha pedido una miserable disculpa, como para dimitir. A otro cualquiera en su caso se le caería la cara de vergüenza. 
Pues bien, a estas horas, todavía desconocemos, como digo, el número de muertos. ElEnterrador ya ha llegado a reconocer que podría haber unos dos mil más de los que se dan oficialmente, es decir cerca de treinta mil; pero, es que el Instituto Nacional de Estadística (INE) ya los cifra en más de cuarenta y cuatro mil. Y cada día que pasa nos despista cada vez más, porque cuando Simón dice que no ha habido muertos en un día, resulta que en las comunidades autónomas lo contradicen, porque sí los ha habido. Cierto que no muchos, pero van sumando día tras día. O no. Vaya usted a saber.
Aquí no hay quien se aclare, porque el Gobierno socialcomunista está explotando a tope el despiste y jugando con los muertos como si de goles de un partido de fútbol se tratara. Lo mismo que hace con el "caso Pérez de los Cobos". El ministro Marlaska lo cesó por falta de confianza en él. Eso decía, cuando le salta la sorpresa de la directora de la Guardia Civil que afirma que el cese se produjo por no entregar informes de la policía judicial sobre el 8M. La juez que ha imputado al delegado del Gobierno en Madrid, Franco, les había dado la orden de que los investigadores solo le informaran a ella.
Ahora la juez ha incorporado a la instrucción las declaraciones que la ministra de "Igual dá" hizo a una periodista vasca sobre la manifa del 8M, en la que ella afirmaba, extraoficialmente, que conocía el peligro que nos acechaba con el coronavirus. O sea, que el Gobierno socialcomunista también era sabedor de lo mismo y, sin embargo, no prohibió las manifestaciones ni las concentraciones de masas.
Aquí no se produjo un cúmulo de errores. Que no nos lo vendan así. Aquí se produjeron un montón de malas intenciones, con premeditación, con conocimiento de lo que se hacía y de lo que no. Como la actuación del juez y ministro Marlaska, tratando de hacer delinquir al coronel López de los Cobos. Menos mal que el Guardia Civil ya estaba de vuelta.

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