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jueves, 18 de junio de 2020

Terroristas viajando durante el confinamiento

Lo suyo, a bien ser, es que se cumpliera el dicho de que el criminal nunca gana. Aquí, por el contrario los asesinos siguen ganando, en particular, a las víctimas y, en general, a todos los españoles, menos a unos pocos "escogidos". Si ya durante los tiempos más oscuros de la pandemia, con el confinamiento de todo el país, el ministro Marlaska a provechó para acercar a presos etarras a prisiones cercanas a las provincias vascas, se hizo también el loco para que familiares y amigos pudieran visitar a los terroristas que se quedaban en prisiones más lejanas, sin que nadie los molestara por el camino, como, por ejemplo, desde las ciudades del norte a las de la costa mediterránea. Un paseo.

Pero, por si eso no era suficiente, Marlaska ha dado permiso explícito para que políticos etarras hagan lo propio, viajando desde las provincias norteñas a diferentes prisiones del país, para visitar a sus correligionarios. Era para que cubrieran su vacío emocional. Esta era la justificación de Interior. Sí, en efecto, que cubrieran su vacío emocional. El de los asesinados no los puede cubrir nadie y el de sus familiares tampoco. Agradecimiento del Gobierno socialcomunista a los de Otejjji, El hombre de bien y el hombre de paz de Zapatero, como Maduro. Evidente. Está elGordo muy preocupado, porque los presos se le están rebelando, porque no pide ni exige la amnistía para ellos. 
Ese era el verdadero motivo de los viajes de los políticos etarras a las prisiones: amainar los ánimos rebeldes, contrarios a la dirección de elGordo. Nada más y nada menos, los dirigentes etarras se han recorrido el país de norte a sur y de este a oeste, en pleno confinamiento, atravesando comunidades y provincias, mientras a los demás nos toca esperar para volver a la normalidad. A los etarras, no. 
Busca ahora el ministro Marlaska ver cómo multar a Rajoy, que no se escape, porque, al parecer -todavía no está del todo demostrado de manera fehaciente-, salía a pasear por su urbanización, también durante el confinamiento. Es que dice Marlaska -otra vez Marlaska-, que hay que darle un escarmiento a el expresidente pepero y que, a la vez, sirva de ejemplo a la ciudadanía. ¡Joér, con el tipo! Por qué no ha escarmentado a su compañero de Consejo de Ministros, para que sirviera, por supuesto, de ejemplo, que se saltó la cuarentena en varias ocasiones y acude al supermercado sin mascarilla cuando es obligatoria llevarla -pero puesta- en lugares públicos cerrados. En efecto, a ese nos referimos, al comunista payaso Jócker.
Pero a ese no, señor ministro. A ese se la sudan -como al ministro- las ilegalidades cometidas, lo que no deja de ser curioso, con luz y taquígrafos. Al comunista lo que hay que hacerle es ponerle toda una unidad de élite de la Guardia Civil para cuidarle el casoplón de Galapagar, cortar las calles cercanas para que no le molesten las caceroladas y prohibir pasar por las cercanías a todo aquel que porte una bandera española. ¡Pero, no se olvide Marlaska, multar a Rajoy, que, al fin y al cabo, si se demuestran sus paseos, lo multarán, sencillamente, por gilipollas!
Está, y ha estado, este Marlaska bastante activo durante la pandemia y el confinamiento. ¡Como para escribir un libro! Así y todo, será una de las personas más informadas de todos los entresijos que se han movido durante este tiempo, que serán muchos. Incluso, se habrá aprovisionado bien -por lo que pueda suceder- de información no solo de ahora, sino de antes también. Hasta sabrá de los GAL y de toda aquella "guerra", que ahora quieren volver a destapar los etarras del Congreso, a raíz de un informe de los EE.UU., que vinculaba a González con el grupo armado. Sánchez ni se ha preocupado en defenderlo, máxime cuando González califica a su Gobierno socialcomunista como el "camarote de los Hermanos Marx".
Bueno tampoco defendió Sánchez a su partido cuando el Jócker comunista acusaba a laPesoé de ser el partido de la cal viva, en alusión a la muerte de los teroristas etarras Lasa y Zabala. El hijo de su padre tira al monte. Pero, Sánchez no se pringa tampoco por nadie. Ya lo ven, ahora dice que desconoce qué hacía su ministro de Transportes, Ábalos, en Barajas, cuando el caso de la "dulce Delcy" venezolana. Menudo personaje. No pregunten quién. Todos.

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