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domingo, 5 de julio de 2020

El Jócker, contra la libertad de información.

Este tío, que de comunista no tiene un pelo, es un chulo, que en madrileño castizo se traduciría en un chulo de mierda, que se cree el ombligo del mundo. Ya quisiéramos los demás vivir como vive él -y la su compi, excajera de supermercado-, en una urbanización de las más privilegiadas de la sierra madrileña: vivienda de doscientos metros cuadrados, casa para invitados, piscina y más de dos mil metros cuadrados para esparcimiento de los suyos. Y eso que se hace calificar de comunista, mientras él llama a otros casta. ¡Menudo morro! Todo, ciertamente, lo sabemos, pero no conviene olvidarlo.

Ahora nos sale haciéndose la víctima de un escandalazo por el que otro cualquiera en su lugar ya habría dimitido; por mucho menos él ha exigido la dimisión de otros. ¡Y vaya de qué maneras! Pero él no. Él estuvo a punto de tocar el cielo con la punta de los dedos; pese a que nadie lo vio, está viviendo de las rentas de esa novela mala y barata.
Con el "caso Deni" se los ha trizado, los dedos. Pero, como es lo habitual en los de esa ideología ha comenzado a esparcir mierda por todos lados, comenzando por culpar de todos su males a los de laPepé. La cantinela ya nos la sabemos; la ha aprendido bien y nosotros también.
Pero, los malos más malos de la película son los periodistas, tres o cuatro, no se crean. Son más, muchos más, los medios de comunicación y los chupatintas, paniaguados y pesebreros los que lo halagan, unos por caguetas y otros por "bienpagaos". De esos no dice nada el payaso comunista Jócker. A esos los tiene bien controlados y dispuestos a seguir consignas, cuando no órdenes. Eso sí, amenazados tiene a algunos medios como El Mundo y OkDiario, en particular al director de este digital Inda, pero, por extensión, a cualquiera que ose criticarlo. Todos los que no estén con él son cloacas del EstadoEs, en definitiva, un personaje que trata, intenta coartar continuamente la libertad de expresión. Eso no está nada bien; más bien, es un asunto de gravedad extrema.
Pero continúa negándose a comparecer en las Cortes, pese a las peticiones de la oposición. Como respuesta nos viene ahora con que va a ser él el que exija la constitución de una comisión, en la que se investigue, no el "caso Deni", sino lo que ha dado en denominar las cloacas del Estado, que, según él, quieren sacarlo del gobierno socialcomunista y destruir a su partido. 
Pero, ya digo, del "caso Deni" no quiere oír ni hablar. Es que es muy duro, y para este engreído muy difícil de asumir, que de víctima como iba en un principio a los juzgados pueda pasar a ser verdugo e investigado. Mucho va a depender de los resultados del laboratorio inglés que continúa examinando la tarjeta sim del teléfono de Dina, que durante meses tuvo en su poder el hijo de su padre. No se la devolvió a su dueña para que no se "alterara". ¡Es que este se la pisa! También tendrá que aclarar, si lo investiga el juez instructor, por qué se quedó con ella tanto tiempo si no era suya y por qué se la devolvió en las condiciones que lo hizo. De lo que no cabe duda es de que esa tarjeta escondía algo que el podemita no quiere que se vea y sepa, aunque ya de por sí todo lo que ha hecho sería constitutivo de varios delitos, si el juez Castellón lo considera.
Paralelamente, se ha descubierto otro posible delito, de gravedad por cierto, como es la posible comunicación extraoficial de información, por parte de uno de los fiscales del caso, el fiscal Stampa, a la abogada de los podemitas, Marta Flor. Grave, muy grave, de ser cierto.

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