El Rey se fue, pero nos queda el Rey

Como buen padre, queriendo lo mejor para su hijo, lo más seguro es que el Rey emérito, don Juan Carlos I, diera un último consejo antes de partir al Rey Felipe VI, un buen consejo del que sabe más por viejo que por rey: que no se fíe para nada de estos dos, pero es que ni un pelo, que conformaron el Gobierno socialcomunista, Sánchez, elChulo, y el payaso comunista Jócker. Pero ni un pelo, vaya. Porque uno hará de bueno y el otro de malo, pero los dos con el mismo fin: derrocar la Monarquía. Y ese camino llevan, siguiendo esa estrategia. Pero, se les ve venir. Son unos don nadie, que se piensan que "toermundo" es tonto.

En la rueda de prensa de Sánchez en Moncloa, que había anunciado para las doce y media de la mañana y comenzó a las tres de la tarde y dos minutos -dos minutos empezado el Telediario-, éste se mostró defensor de la Monarquía: no se trata de ir contra las instituciones, sino contra un señor, que fue el rey de todos los españoles, el rey de la concordia, algunos de cuyos actos pueden ser delictivos, a la vez que explicó que laPesoé garantiza la "plena vigencia" del pacto constitucional.

Pero, no es de fiar. Llevaba tiempo Sánchez incitando al rey emérito a que se fuera de España, cuando don Juan Carlos ni tan siquiera estaba siendo investigado. Sánchez no le concedía ni el derecho a la presunción de inocencia. Ahora vendrán los ataques a la Monarquía, a Felipe VI. Si no es él, vendrán de parte de su socio en el Gobierno, el payaso comunista Jócker, quien ya ayer expresó babosamente su posición clara y rotunda: a por él, a por el Rey, a por la Monarquía.

El payaso comunista Jócker considera que "la huida al extranjero de Juan Carlos de Borbón es una actitud indigna de un ex Jefe del Estado y deja la monarquía en una posición muy comprometida. Por respeto a la ciudadanía y a la democracia española, Juan Carlos I debería responder por sus actos en España y ante su pueblo". Eso decía el gañán este. Tan "atontao" está que ni se daba cuenta de que se estaba retratando él mismo. Juan Carlos se ha comprometido a ponerse a disposición de la fiscalía. Ya veremos si él hace lo mismo en el "caso Dina-Íglesias", en la financiación de su partido -Irán, Venezuela y Rusia- y en los sobresueldos. ¡Que arrieros somos! 

Si tan indigna le parece al payaso comunista la salida de España del rey emérito -que es muy libre de hacerlo, porque no está ni tan siquiera investigado y tiene su pasaporte español y puede regresar cuando le dé la real gana-, poco dijo de la del golpista expresidente de la Generalidad, elPuchi, escondido en el capó de un coche, pero que poco se atreve a regresar. Si tan indigna le parece la salida de España de don Juan Carlos, poco indignos le parecen los más de ochocientos asesinatos de la banda terrorista ETA, sobre los que jamás se ha pronunciado, pero sí ha apoyado a los terroristas y a sus familiares, mientras que ha despreciado a las familias de las víctimas. Si tan indigna le parece la salida de España de don Juan Carlos, poco indigna le parece su propia salida de Vallecas para trasladarse al casoplón de Galapagar, parece hacerse casta; pero, esto ni puede ni sabe y la casta no lo acepta, ni a él, ni a su compañera excajera de supermercado.

Ya ven por dónde vienen y van los tiros. Uno es el malo, y el otro es el bueno, que no ha reprobado las declaraciones del comunista. Pero, como digo, ambos, a degüello, a por la Monarquía. Aunque Sánchez continúa con su postura "bondadosa" y "comprensible" para con la actuación de Zarzuela, no hay que fiarse ni un pelo de este que ha engañado a todo el país, entre otras cosas, con la inexistencia de un comité científico y técnico para asesorar al Gobierno durante la pandemia. El Gobierno francés sí que tuvo, y tiene, ese comité asesor. El Gobierno francés ha hecho públicos los nombres de los trece integrantes. Aquí no pueden Sánchez, ni elEnterrador Simón dar nombre alguno, porque no existe comité, se lo inventaron. Europa nos mira mal, de reojo, ante tanto brote y contagio por coronavirus. España está siendo el ejemplo de cómo no gestionar, una vez más, una crisis de este tipo.