El etarra Plazaola ya no está y los jueces siguen en su puesto

Sí, sí, ahora que busquen, que busquen. Dicen algunas informaciones que el etarra Plazaola ya está en Francia. Se escapó camuflado entre sus camaradas y gracias a una filtración procedente de donde todavía no se sabe. La orden de detención coincidía con el XI Aniversario del 11M, el brutal atentado en los trenes de Madrid, del que han vuelto a surgir las dudas de quién lo perpetró. También ayer se inauguraba una exposición en el Parlamento Europeo, montada por la Policía Nacional y la Guardia Civil, sobre el horror del terrorismo en España, a la que el europarlamentario español Pablo Iglesias ni se dignó visitar, mientras que en la prisión del Dueso se abortaba una reunión de ETA.

Estaba más que "cantao" que el etarra Plazaola se iba a fugar, y el sanguinario Santi Potros no lo hizo, porque lo cogieron descuidado. Carlos Lesmes, presidente del tribunal Alto, asegura que se investigará la filtración que ha permitido la huida del etarra, pero no dice que se está investigando ya, con lo que tiempo perdido para nosotros y ganado para el fugitivo, que si, en principio, se pensaba que estaría en Francia, puede que en estos momentos se encuentre camino del santuario venezolano. Ahora, a presenciar el espectáculo de "la guerra de los mundos", entre la Justicia y los del Interior, a ver de dónde salió el aviso al etarra de que lo iban a reingresar en prisión.
Lo que sorprende es que Lesmes no diga nada sobre los tres jueces de la Audiencia Nacional -Manuela Fernández Prado, Ramón Sáez Valcárcel y Javier Martínez Lázaro- que lo dejaron en libertad, porque si hubieran esperado tan sólo veinticuatro horas -que no habrían contravenido la Ley- nada de esto habría sucedido. Mucho me temo que, al final, agüita de borrajas, como en otros casos, tanto en lo que se refiere a los jueces como a la investigación de la filtración. Y no digamos nada sobre la posible detención del delincuente. ¡Andeandará! Pura casualidad si logran retornarlo a presidio; a él y al "topo".
Esto sucedía en el día en que se recordaba la masacre del 11M en los trenes de Madrid. Las asociaciones de víctimas lo hicieron por separado. A una de esas concentraciones tuvo la desfachatez de asistir el expresidente ZP, desde cuyo Gobierno se pusieron todo tipo de trabas para averiguar toda la verdad de los atentados. ¡Santo cielo, este hombre, ZP, está más activo que cuando era primer ministro; mejor se quedaba en casa, porque cada vez que sale la cuagua! Si no, que le pregunten a Pedro Sánchez, que lo trae "amargao ", al pobre.
Coincidiendo con esta fecha, y en la sede del Parlamento Europeo, la Guardia Civil y la Policía Nacional, han montado una exposición sobre el terrorismo en España. Allí estuvieron miembros de "Dignidad y Justicia", una de las asociaciones españolas de víctimas del terrorismo. Su presidente, Daniel Portillo, ha dicho que Pablo Iglesias pasó por allí, pero ni se acercó a la exposición ni a ellos. Sí lo hizo Echenique -como es lo propio- de su mismo partido. Y eso que elBarredor había puesto un mensaje en Twiiter diciendo que estaba con las víctimas del terrorismo. Mentira. A no ser que tenga el don de la ubicuidad -que no me atrevo a decir que no; cualquiera- y acudiera a los actos de Madrid, cuando también estaba en Bruselas, pero es que allí, en la capital belga, pasó de ellas, de las víctimas. Es lo lógico, nada de extrañarse, los votos de los afiliados de Bildu cuentan bastante.
También ayer se supo que funcionarios de la prisión del Dueso tuvieron que abortar una entrevista entre el secretario general de "Paz y Convivencia", Jonan Fernández, del Gobierno vasco, y el etarra Rafael Diez Usabiaga, del entramado político de la banda de asesinos de ETA. Querían intercambiarse información, con papeles y notas. El representante del Ejecutivo vasco sabe que eso está prohibido, pero quiso pasárselo por el triángulo de la entrepierna. Sospecho que tras la reunión de Urkullo con las familias de los presos etarras -de las que se vio muy afectado por su sufrimiento- vamos a ver muchos otros triángulos.