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viernes, 20 de marzo de 2015

Jueces españoles, con sídrome de Estocolmo por ETA

Dice Daniel Portero, que es el presidente de "Dignidad y Justicia" que hay una serie de magistrados -más conocidos por jueces- progresistas que han cogido un cabreo que no va a llegar a ningún sitio. Y ello a raíz de la sentencia del pasado día 13 por parte del Tribunal Supremo, el tribunal más Alto, contradiciendo y poniendo en ridículo a la Audiencia Nacional sobre la excarcelación del sanguinario etarra Santi Potros y su camarada Plazaola, este último en busca y captura, porque ni Rita sabe dónde se esconde, y me da a mí que no quiere reincorporarse a su celda de la prisión, de la que lo liberaron los tres jueces de la Audiencia Nacional, a saberse Manuela Fernández Prado, Ramón Sáez Valcárcel y Javier Martínez Lázaro.

También dice Daniel Portero que, en su opinión, se trata de un "rebote" de varios magistrados "progresistas" del Tribunal Supremo, que aportaron su voto particular contra la sentencia, junto a los impresentables de la Audiencia Nacional que dejaron libres, porque les apeteció, a los etarras Santi Potros y Plazaola. Y dice más el presidente de esta asociación. Dice que existe un "terrorífico síndrome de Estocolmo" en muchos jueces españoles que tienen una postura más cercana a los terroristas de ETA que a las víctimas del terrorismo".
Es que, en el fondo, lo que ahora pretenden estos progresistas es que sean los tribunales de Luxemburgo los que interpreten la ley, con el fin de que estos etarras y otros cincuenta más que están en el mismo caso, puedan salir ya de prisión, por haber cumplido penas en Francia con lo que se acumularía a las que les correspondería penar en España. En definitiva dejar a los terroristas libres, en contra de la ley española que dice todo lo contrario, y que entró en vigor tan sólo veinticuatro horas después de que los tres jueces citados más arriba dejaran libres a Santi Potros y Plazaola.
Daniel Portero se expresa con prudencia ante estos jueces -¡qué miedo dan!, los jueces digo-, porque, miren, estos ni merecen llamarse tan siquiera jueces y mucho menos "progresistas", éste calificativo se lo han dado ellos mismos a ellos mismos. Y tiro porque me toca. Pero es grave, no obstante, su afirmación del padecimiento del mal del "síndrome de Estocolmo" por parte de muchos jueces. Si el síndrome es de Estocolmo, y no de otra subcosa, pues que los retiren, son enfermos. No están capacitados para administrar Justicia. De vergüenza, vamos. Nadie hace nada. A ver quién juzga a los juzgadores. Si es muy sencillo, y como hacen ellos, que de manera cautelar los separen del puesto de trabajo, aunque sea sin sueldo. O como se dice que entendemos todos: sin empleo y sin sueldo. Hasta que se les pase el síndrome. O la tontuna. Bueno.
En definitiva, de todo esto se desprende que lo que existe, lo que subyace en las cloacas de todo esto, en realidad, es un enfrentamiento -duro enfrentamiento- entre los jueces del tribunal Alto y los de la Audiencia Nacional, entre lo que insisten en llamarse "progresistas" y los "otros" -no los de Amenábar- de los que ignoro cuál es su calificativo. Acaso todo se reduzca a una lucha feroz de lobos contra lobos. Una guerra que escandaliza a la ciudadanía. Pues no había pensado en ello. Lex dura, sed lex. Ya, pero algo habrá que decir de las víctimas.

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